.• Mingi •.

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Cuando eres un Alfa, de la raza más peligrosa de animales, es complicado que puedas caer bien a los demás. Sobre todo a omegas débiles como hámster o ratoncitos. Ni hablar de los venados, ni siquiera hace falta intentarlo.

Mingi tuvo una infancia difícil al principio, pero aprendió a tener confianza en sí mismo y enseñar sus pequeños colmillos a los demás. Agachando la cabeza hasta lograr ser aceptado.

Las puertas se le abrían al ser un Alfa, pero era su deber caerle bien a los demás para que siguieran de ese modo. La paciencia no es una virtud que posean todos los Alfas o razas peligrosas, pero Mingi, nacido en una familia amorosa de leones, aprendió a controlar a su león volviéndolo un mimoso y sociable felino.

Y es así que con los años terminó su carrera, consiguió contactos y acabó trabajando de profesor en una universidad. Estando feliz y satisfecho con su vida.

Le agradaban sus alumnos, aunque... Como todo Alfa macho, su vista a veces se desviaba un poco a los atributos de sus estudiantes, (razón por la cual usaba lentes de sol casi siempre para evitar problemas) principalmente a los cuerpos de Omegas macho con pechos grandes.

Tenía un gusto particular por ellos.

¿Quizás sea eso por lo que su alumno Park Seonghwa era siempre recibido de brazos abiertos por él?

Por supuesto.

Pero, como dije anteriormente, MinGi era un gatito manso, nunca haría daño a nadie por más que su león gritara con ganas de comerse a esa vaquita en especial. No le pondría un dedo encima nunca ni a él ni a nadie.

Otra virtud suya era su increíble autocontrol. En su adolescencia estuvo rodeado de Omegas que entraban en celo tratando de formar un vinculo por su rango, sin embargo siempre domó a su León. A su animal interno no le interesaban los omegas en celo y siempre soñó con tener una conexión especial con su predestinado.

Sin embargo, aún no había llegado el indicado, así que solo era un mirón, pero no podían culparlo por eso.

Y, uf, otra cosa parte de su gusto por los Omegas chichones... Al profesor Song le encantaban los machos Alfas.

No por nada Jeong YunHo era su alumno estrella y su favorito.

Bien, me desvié un poco de la trama principal.

Recapitulando.

Con las clases acabadas y la hora de salir, el Alfa guardó sus cosas en su automóvil dispuesto a ir a casa, sin embargo, su león se removió inquieto queriendo ver un poco más a sus presas (que digo, a sus estudiantes favoritos). Averiguar dónde estaban, qué hacían y quizás saludarlos.

Conocía bien la clase de deportes, (obligatoria de este instituto para que sus estudiantes estuvieran sanos, o quizás un taller de ayuda para que omegas puedan escapar de los depredadores y Alfas liberen su enojo reprimido para no lastimar a nadie, da igual para que sirviera) y sus ansias fueron más fuerte que él, además quien sabe que pudiera estar pasando por esos lares.

Nunca esperó pasar por los baños del equipo de básquetbol y escuchar alumnos teniendo sexo, así que se acercó a inspeccionar.

Como alumnos adultos en la institución, podían explorar su sexualidad con libertad (siempre y cuando no fueran descubiertos) sin ganar más que un regaño si eran vistos por los autoridades, pero en un mundo donde las violaciones y abusos a Omegas son frecuentes nunca estaba de más averiguar cómo era la situación.

Y Mingi no se esperó encontrar con el mejor alumno de básquetbol, el Alfa oso Jongho, sometiendo -a los ojos del león- a un Omega vaquita en celo, curiosamente, alumno suyo de ese año.

¡Moo! - [Seonghwa Harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora