🪓11: El Sacrifio

99 10 3
                                    

Tres días después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tres días después...

Miré hipnotizado cómo los copos de nieve caían del cielo llegando a descansar en el suelo cubriéndolo de una gruesa capa blanca, el color verde de los árboles había desaparecido siendo sustituido por el blanco de la nieve. Delante de mí solo veía un camino blanco que llevaba hacia un portón de madera abierto, las farolas eran lo único que me permitía ver en la oscuridad que me rodeaba. El reloj ya había marcado las nueve de la noche, en apenas tres horas estaría dentro de las profundidades del campamento jugándome la vida.

Porque efectivamente el día de El Sacrificio había llegado.

Mis zapatos dejaban rastro delatandome por donde había pisado anteriormente, parpadeaba seguidamente evitando que las pestañas se me congelaran por el frío, me encogía en mi propio cuerpo abrazándome buscando algo de calor. Tenía la cara congelada y mi nariz roja como la de un reno, la cola de la túnica se arrastraba por el suelo mojándose llevándose consigo restos de nieve.

Cerca de mí podía apreciar el cartel que nos daba la bienvenida al campamento de Grimshaw, las puertas estaban totalmente abiertas dejándonos paso libre. A mi lado caminaban todos los demás también con sus túnicas puestas, me sorprendió un poco cuando por el camino Daeghel me contó que en el día del Sacrificio estaba prohibido usar máscaras.

No se me había olvidado que hoy podría morir, por eso ayer le pedí el día libre al rubio pidiéndole permiso de visitar a mi madre, pasé todo el día con ella y Matt viendo películas, contando anécdotas de nuestra niñez, fué una tarde bastante nostálgica que me transportó directamente a mi infancia. Recordé el olor de la comida de mi madre, yo abrazando a mi padre cuando llegaba del trabajo, aquellas tardes que pasaba en el huerto cultivando verduras.

Todos esos recuerdos parecían tan lejanos...

Nada más cruzar las puertas visualicé la cantidad de gente con túnicas de diferentes colores que habían debajo de una gran carpa que los protegía de la nieve, estos hablaban o tomaban de sus copas las cuales contenían un líquido rojo, no quería ni pensar lo que era, pero en el fondo lo sabía.

Nosotros pasamos de ellos dirigiéndonos a una de las tantas cabañas que habían repartidas por el lugar, estaba compuesto de una madera oscura la cual parecía resistente, tenía un pequeño porche antes de llegar a la puerta, el techo estaba totalmente cubierto de nieve y las ventanas empañadas, era una cabaña pequeña pero aparentemente acogedora.

Decía aparentemente porque en su interior habían armas las cuales servían para matar a todas las personas que habían afuera, no tenía que tener piedad con ellas, porque o vivía yo o vivían ellos, y claramente no iba a sacrificarme por unos desconocidos que comían carne humana.

Nos metimos en la cabaña y yo suspiré agusto al haber recuperando algo de calor; pude ver su interior y como predije era bastante pequeña, tenía una sola estancia abierta donde se encontraba la cocina y el comedor junto a la sala. A un lado había un pequeño pasillo el cual deduje que estaban las habitaciones y el baño.

INSANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora