A la mañana siguiente, cuando me desperté, noté que Tom y Bill no estaban conmigo.
Me asusté, la última vez que pasó algo así no salió nada bien.
Me levanté muy deprisa, logrando marearme. Salí del cuarto y bajé las escaleras rápidamente, para mí sorpresa, estaban los dos abajo, limpiando.
Bill barría el suelo y Tom limpiaba los muebles.- Chicos... Me asustaron...- hablé mientras me ponía una mano en el pecho.
Los chicos se sobresaltaron, y, al verme, sonrieron en grande.
- Te queríamos dar una sorpresa...- dijo Bill.
-... Pero te levantaste muy pronto.- acabó Tom.
Me reí y me acerqué a ellos.
- ¿Lleváis mucho rato aquí?- dije sentándome en una silla.
- No... Nos levantamos hace un ratito...- me explicó Bill.
- ¿Habéis desayunado?- pregunté para recibir una negativa respuesta por parte de los dos.
- Pues venga, dejad eso ahí...- les indiqué señalando un rincón.- Y vamos a hacer el desayuno... Pero vayan al baño a lavarse las manos, no quiero polvo de desayuno...- les dije, consiguiendo que se les escapara alguna que otra risa.
- ¡SI!- Gritó Bill alegremente. Le encantaba hacer la comida.
Subieron rápidamente, se lavaron las manos y bajaron.
Una vez los dos abajo, Bill de acercó a mí y me envolvió en un abrazo, Tom se quedó mirando a su espalda, preguntándome con la mirada si se podía acercar, yo asentí y Tom se acercó lentamente.
Nos separamos y comenzamos a hacer el desayuno.(...)
Cuando acabamos de desayunar, pensé en que ahora podría ir a comprarle cosas para el colegio, en especial a Tom, él es el que menos tenía. A Bill también le compraría algo.
- Chicos... Tengo que ir a compraros cosas para el colegio... Y ropa también...
- ¿¡Enserio!?- preguntó Tom, demasiado sorprendido.
- Claro, ¿Por qué te sorprende?- pregunté confundida.
- Oh... Perdón... Por nada...- habló avergonzado.
- Algún día se lo tendrás que decir, Tom...- habló Bill, dirigiéndose a su gemelo, habló con preocupación, estaba realmente confundida.
- ¿Qué cosa, mi vida?- pregunté dirigiéndome a Tom.
- Nada, nada... Quizá... Otro día.- contestó Tom.
- Bueno... Cuando estés listo... Me lo podrás contar, y así trataré de ayudarte...
- Gracias...- habló Tom mientras asentía.
- No me las des... Gracias a vosotros por haber cambiado mi vida a mejor...- dije, miré a Tom y luego a Bill, Bill tenía los ojos aguados.- Pero no vale llorar- dije antes de que derramara una lágrima.
Bill me sonrió aún con los ojos cristalizados.
- Venga, vamos a compraros las cosas... Aquí no se queda nadie solo...
(...)
Estuvimos todo el día fuera de casa, comimos en un bar y les compré ropa y algunas cosas para el colegio, mañana irían a la escuela. Era una idea que realmente me aterraba, la imagen de Bill en el suelo, sangrando, seguía grabada en mi mente.
No sabía cómo se iban a comportar con Tom... Espero de todo corazón que mañana estén bien en mi ausencia.
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La niñera | Bill y Tom Kaulitz
FanfictionUna mujer te llamó para que cuidaras a su niño. Lo que no sabías era que ese niño cambiaría todo.