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Tom me miraba con claro pánico. Yo no sabía que hacer, nunca estuve en la calle, pero por la mirada de mi hermano... Puedo ver que no es nada agradable.

— No vamos a estar en la calle...— Le dije intentando calmarlo.

— ¡¿Cómo estás tan seguro de eso?!— Habló alterado.— ¿¡No viste a esos hombres!? ¡Uno de ellos era nuestro padre!— Al mencionar esa última palabra, su voz se quebró levemente.— ¿¡Ya no te acuerdas de lo que le hacía a nuestra madre biológica!? — Me dijo al borde del llanto.

— Claro que me acuerdo, Tom...— le dije sin ganas de continuar esta conversación.

— ¡¿Entonces?!, ¿¡Qué te hace pensar que no le va a hacer lo mismo a ella!?— habló señalando la casa por la cual salimos hace unos minutos.— ¡Me voy a quedar otra vez en la calle!— habló sentándose en el suelo mientras comenzaba a llorar.

— Tom, tenemos que ayudarla.— Hablé preocupado.

— ¿Cómo?— habló sollozando.— En cuanto nos vea por la puerta nos va a llevar con él...— me dijo. En mi vida lo vi tan destrozado.

— Valdrá la pena, Tom... No puedo permitir que le pase algo por nuestra culpa... Además, todos los demás salieron... Solo está mamá y él.— dije rápidamente.

Tom se levantó del suelo y se secó las lágrimas rápidamente. Me agarró de la muñeca y me guío detrás de él. Nos dirigiamos a la casa...

— ¡Pero primero hay que pensar en algo!— hablé intentando detenerme.

— Ya está todo decidido, Bill.— Habló decidido.

Tenía miedo. Pero mi mamá corría peligro... Podría salir muy dañada de allí...
Llegamos a la casa y nos asomamos por la puerta. Mamá estaba sentada en una silla, con parte del rostro bañado en sangre... Ella estaba consciente, miraba hacia el suelo, con los brazos cruzados en su pecho. Me solté del amarre de Tom y entré con precaución. Mamá me vio y abrió mucho los ojos, me hacía señas con la mano, indicándome que me fuera, y que mi papá seguía arriba.

— ¡Bill, vámonos!— me susurró Tom desde la puerta.

Lo ignoré completamente y me dirigí hacia mi madre.

— Bill, porfavor, sal de aquí...— me suplicó mamá. Yo me abalancé sobre ella y la envolví en un fuerte abrazo. Ella me lo devolvió rápidamente.— Bill, sal de aquí, porfavor, os llevará con él. Vuestra madre biológica le contó que yo os adopté, y yo soy menor aún...— Me explicó.

— ¿Cuando es tu cumple, mami?— le pregunté.

— En una semana, ya se lo expliqué, pero su única respuesta es que no, Bill...

— ¿Y qué vamos a hacer?— le pregunté ansioso.

— No lo sé, Bill... Está vez no lo sé...— Me dijo con la mirada perdida.

— ¡Bill! ¡Cuánto tiempo!— exclamó una voz masculina. Me giré y, efectivamente, era un hombre bajando las escaleras, mi padre.
Un horrible escalofrío me recorrió el cuerpo.

— Bill, vete.— Me pidió mi mamá.

Yo no podía hacer nada, estaba congelado en el sitio, no podía moverme, ni hablar, solo podía mirar a ese terrible hombre en las escaleras de mi casa.

— ¿Qué estás haciendo aquí?— Pude decirle.

— ¿No es obvio?— preguntó esperando que alguien le respondiera.— ¡Vengo a por mis hermosos gemelos!— exclamó felizmente. Un sentimiento de odio me recorrió de arriba a abajo.— Por cierto... ¿Dónde está Tomás?— preguntó.

— Es Tom.— habló firmemente Tom desde la puerta.

— ¡Mírate!— habló señalando a mi hermano.— Realmente pareces un vagabundo...— terminó.

— ¿Serías tan amable de irte?— habló Tom.— Nadie te quiere aquí.

— ¡Claro que me iré! Pero con vosotros, está claro.— habló acercándose a mí.

— ¿Por qué nunca estuviste presente en nuestras vidas?— le pregunté sin miedo.— No pienso irme contigo...

— Claro que te vendrás conmigo... Tú y Tom... Esta niña pequeña no puede quedarse con vosotros...— habló señalando a mi mamá.

— Pequeña la tienes...— habló mi madre poniendo los ojos en blanco. Tom se comenzó a reír y segundos después me uní a él. Mi papá comenzó a acercarse a ella lentamente.

— Cariño...— habló mi papá.

— ¡Qué no me llames así! ¿¡Cuántas veces te lo tengo que repetir!?— gritó mi mamá, mineras se levantaba de su lugar.
Mi madre se acercó a mí y me agarró de la muñeca, para salir juntos de la casa. Mi papá la agarró a ella, impidiendo que siguiera andando.— Suéltame.— habló mi mamá.

— ¿A dónde te crees que vas con mi niño?— le preguntó seriamente.

Mi mamá se liberó de su agarre y agarró a Tom con su otra mano.

— A cualquier otro lado, no pienso dejarlos contigo.— habló mi mamá sin dejar de caminar, dejando a mi papá atrás.

— ¿Qué va a pasar?— le pregunté.

— No tengo ni idea...— me respondió.

Tom no mediaba palabra, por lo que lo miré e iba dando saltitos. Su tobillo.

— ¡Mamá!— exclamé ganándome toda su atención.— ¡Tom se hizo daño en el tobillo!

— ¡Ay! ¡Tom, lo siento, no lo sabía!— le dijo mientras lo cargaba en brazos.

Seguimos andando hasta llegar a una parada de autobús. Nos sentamos allí y esperamos al vehículo.

— Mami, ¿Estás bien?— le pregunté.

— Claro, ¿Por qué?

— Sonabas cansada cuando le dijiste a papá que no te llamará cariño...— le expliqué.— Y, además, estás sangrando...— le dije señalándole la herida.

— Ah... Bueno no te preocupes por eso...

Llegó un autobús, por lo que nos montamos, mamá pagó y ella se sentó en medio de los dos, Tom se durmió en su hombro y más tarde yo también... Me recosté en su hombro y me dormí profundamente...

Autora
Buenaaaas, disculpen si ayer no pude subirles el cap... Tuve algunos problemillas y no pude escribirles el cap, pero aquí tienen, siento la espera. Este también se me complicó un poco más, ya que esté ya no está en tt.
GRACIAS POR EL APOYOO, ENSERIOO 💕💕



La niñera | Bill y Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora