Cuando terminamos de comer, lavé los platos y me senté con ellos en el sofá, veríamos una película los tres juntos, Tom y Bill eligieron la película.
— Tengo frío...— Habló Bill para segundos después, acercarse a mí y apoyar su cabeza en mi pecho, acurrucándose a mi lado. Le puse mi mano en su frente para comprobar si tenía fiebre o algo, efectivamente, tenía fiebre, no demasiada. Lo abracé y lo pegué más a mí. Minutos después, Tom se acercó más a mí y puso su cabeza en mi hombro, quedando así para el resto de la película. Cuando acabó, Tom se incorporó lentamente, pero Bill no se movía, se había quedado dormido, lo moví levemente para acostarlo en el sofá, con mucho cuidado de no despertarle. Miré a Tom y éste estaba apoyado en la pared, pálido.
— ¿Cómo te encuentras, Tom?— le pregunté mientras me acercaba a él, cuando llegué a su lado, este me envolvió en un cálido abrazo.
— No muy bien...— me respondió.— ¿Podría seguir abrazándote?— me preguntó sin fuerzas.
— Claro...— Le dije para luego devolverle el abrazo. Siguió así durante un largo rato, hasta que se separó de mí y subió las escaleras a toda velocidad. Fuí tras él y imité mis movimientos. Una vez que acabó el mismo se lavó la cara con brusquedad. Le agarré las manos y lo frené.— Te vas a hacer daño, Tom...— le dije, luego de eso, yo misma se la lavé.
— ¿Por qué nos tuvimos que enfermar?— habló entre dientes.
— Pronto se os pasará, de verdad...— hablé intentando convencerme a mi también, ya llevaban dos días enfermos, me preocupaba que siguieran así, podría ser peligroso para su salud. Bajamos y Bill ya se había despertado. Estaba sentado abrazando sus piernas. Me acerqué a él y él me abrazó rápidamente, estaba tiritando. Le volví a poner mi mano en su frente y estaba demasiado caliente.— ¡Bill, tienes mucha fiebre!— exclamé asustada, Bill seguía abrazado a mí, cansado, lo cargué y me lo llevé arriba, al baño.— Bill te voy a bañar con agua fría, esa fiebre de te tiene que bajar, ya.— le dije.
— Mami, no porfavor, tengo mucho frío...— habló sin energías, con sus ojitos cerrados.
— Bill, mi corazón, no será agua muy fría, pero no puede ser caliente, cariño, tener tanta fiebre no es bueno.— le expliqué rápidamente. Lo separé de mí, yo me senté en el baño con la tapa bajada y luego senté a Bill encima mía, de ladito, comencé a quitarle la camiseta y más tarde, todo lo que le quedaba, lo metí a la ducha agarrándolo de la mano, lo último que quería es que se resbalara, apenas podía mantenerse en pié por sí solo. Lo comencé a mojar con el agua fría de abajo a arriba, cuando acabé lo saqué y lo envolví en una toalla, lo volví a sentar encima de mí de lado y lo abracé fuertemente.— ¿Cómo te encuentras, mi amor?— le pregunté aún abrazada a él.
— Con frío...— susurró como pudo.
— Ven, vamos a vestirte...— le dije mientras lo volvía a cargar y lo llevaba al cuarto, lo senté en la cama y comencé a buscarle ropita, cuando fuí a vestirlo vi que se aferraba fuertemente a la toalla que lo tapaba de hombros a rodillas. Mi pobre Bill... Lo vestí rápidamente y bajé con él en brazos. Tom estaba viendo la tele tranquilamente.— ¿Cómo te sientes, Tom?— le pregunté aún con Bill en brazos.
— Algo mejor...— habló con mejor tono de voz. Me relajé completamente, por lo menos Tom ya estaba mejor. Pero Bill empeoraba.
— Tom, voy a ir al médico... Bill está fatal... ¿Vienes?— le expliqué.
— ¿Otra vez?— Yo asentí.— Bueno... Me quedo aquí...— me dijo.
— Si ocurre algo llámame por el teléfono de casa, mi número está apuntado al lado, no tardo, ¿Vale?— le expliqué rápidamente, él asintió y salí de allí a toda velocidad. Abrí la puerta del coche como pude y metí a Bill en el asiento del copiloto.
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La niñera | Bill y Tom Kaulitz
FanfictionUna mujer te llamó para que cuidaras a su niño. Lo que no sabías era que ese niño cambiaría todo.