↳𝐎𝟔

973 95 46
                                    

12:O4am.
📍 California, Estados Unidos
Angélica.

Abrí mis ojos con pesadez intentando adaptarme a la luz que entraba a la habitación.

- Hasta que despiertas, ¿Como te sientes? -. Bill entró por la puerta de la habitación y yo me senté en la cama de forma inmediata.

- Bien... ¿Cómo llegue hasta aquí? -. Intenté hacer memoria pero no podía, no recordaba nada de lo que pasó ayer en todo el día.

- ¿No te acuerdas? Te traje hasta aquí cuando te desmayaste -. Respondió restándole importancia.

No debería de sorprenderme su falta de empatía.

- Necesito que respondas a algo y no quiero mentiras -.

- ¿A mí? Si, pregúntame -. No entendía lo que pasaba.

- ¿Te drogas? Anoche toqué tu brazo y había sangre, cuando te limpié la zona había una herida de una mala inyección allí -. Sus ojos fijos en mí me hacían poner nerviosa.

Negué con seguridad.

- No, tuve que hacerme un análisis de sangre... La enfermera era una estudiante de universidad y yo dejé que practicara conmigo, tal vez me inyectó mal -. Hice una pausa.- No soy una drogadicta.

Es una mentira muy horrible pero no estoy lista para su reacción.

Hubo un gran silencio hasta que se levantó y caminó hacia la puerta, pero antes de que se fuera mí voz salió por si sola.

- Volví a inscribirme en las competencias -.

Muy bien, Angélica, lo que tienes de buena lo tienes de estúpida.

Se dió la vuelta lentamente y su cara parecía que iba a reventar del enojo.

- ¿Que hiciste que? Repitelo -. Su voz era demasiado fría.

- Que volví a inscribirme en las competencias, no puedo dejar el patinaje solo porque vos querés -.

Bill se tiró encima mío quedando arriba de mí cuerpo, tomó mis muñecas eh hizo que las dejara sobre mí cabeza mientras que su rostro estaba muy cerca del mío.

Creo que se enojó un poco.

- Escúchame bien y espero que sea la última vez que tenga que decírtelo -. Respiró profundo.- Deja de hacer lo contrario a lo que te ordeno estúpida, solo haces que me saque desquicio y quiera botarte como la basura que eres -.

Intenté soltarme pero si agarre se hizo más fuerte.

- Entendeme, ¿Que pasa si yo te digo que dejes de cantar? No lo harías, entonces no me obligues a hacer que abandone mí carrera-. Agarró mí mandíbula con su mao izquierda mientras la derecha seguía haciendo presión en mis muñecas.

- No intentes que me des lástima, porque no sirve conmigo, tu vas a dejar esa mierda que haces y no vas a volver. Vas a estar aquí hasta que me aburra de ti y te abandone -. Mí respiración se cortó un poco, esas palabras si me dolieron aunque él nunca me haya dicho algo lindo.

- ¿Que te pasa? ¿Que hice para que me trates así? Te recuerdo que me secuestraste si razón aparente y solo me tenés acá mientras que te vas por ahí con cada puta que se te cruce -. Bill apretó su agarre en mí mandíbula al punto de sentir dolor.

- Tu lo has dicho Liebling, eres mí secuestrada pero nunca dije él por qué, ¿Quieres saberlo? -.

Yo asentí y sacó su mano de mí mandíbula lo cuál agradecí internamente.

𝐃𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐘 | 𝐁𝐈𝐋𝐋 𝐊𝐀𝐔𝐋𝐈𝐓𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora