↳𝟏𝟓

1.2K 122 84
                                    

📍Los Angeles, Estados Unidos.
Angélica.

Angy, mira esto, me hice un sándwich sin quemarlo —. Tom se acercó a mí con una sonrisa.

— Que lindo.. —. Respondí sin prestar atención, hace diez minutos que me desperté de mi "siesta", pasaron cosas raras, Bill me desconoce seguido y no voy a entrar en detalles... Cada vez entiendo por qué quería que traiga esa lencería.

— Si te soy sincero, no sé si hacerte un sándwich o conseguir el número de un exorcista, tienes cara de matar a alguien —. Yo cerré mis ojos y dejé caer mi cabeza contra la mesa.

— Me dolió —. Me quejé.

— Lo sé, come esto —. Puso un plato con su sandwich que de milagro no salió con carbón incluído, él dice que el pan quemado te da cáncer. Vaya a saber uno de dónde sacó esa información.

— Cállense —. Apreció un Bill que casi y se cae de cara contra el piso, de no ser por su gemelo que lo sostuvo.

— Otro más, ya parezco la madre de ustedes dos, coman —. Tom sentó a mí lado a Bill y dejó otro plato con un sándwich en él.

Bill solo me abrazo apoyando su cabeza en mi hombro y con sus manos rodeando mi cuerpo.

— Oye, oye, la comida está en el plato, no la pobresita de Angélica, ¡suelta a la niña, degenerado! —. Tom le tiró una toalla a Bill pero esta cayó en mi cabeza provocando sus risas.

— ¿Me vieron cara de payaso o que mierda? ¿ah? —. Dejé la toalla a un lado y me puse a comer con enojo.

— ¿Estás preñada? —. Me ahogué con la comida y Bill empezó a regañar a Tom.

— ¿Eres imbécil? Se dice menstruación, tarado, no "preñada" —. Bill dió golpesitos en mi espalda y cuando por fin logré que no se me vaya la comida a los pulmones tomé un poco de agua.

— No lo culpes Bill, es Tom —. Apreció Georg junto con Gustav.

— Exacto..- —. Tom se puso a pensar.— Quiero el divorcio, Georg —. Gustav comenzó a reír, Bill me volvió a abrazar y yo no sabía dónde meterme.

— ¿Como? Que yo recuerde no nos casamos, por lo tanto Torg, no existe —.

— Chicos —. Llamé su atención.— ¿Están bien? —. Bill se rió y Gustav negó.

— No lo están, yo estoy considerando el encierro en el psiquiátrico —.

— Yo estoy bien —. Se defendió Georg mientras sonreía.

— ¿Seguro? Esa sonrisa es tan falsa como cuando mi ex me dijo que era su príncipe, luego revisé su celular y éramos el maravilloso mundo de Disney —. Fingió llorar al final.

— Idiotas —. Susurró Bill cuando todos se fueron y quedamos solos.

— ¿No vas a comer? —. Pregunte al ver que no tocó la comida.

— Quiero comer otra cosa —. Acercó sus labios a mí oído.— Y no me refiero a la comida.— mordió el lóbulo de mi oreja.

— Vuelve a hacerlo y te hago una traqueotomía con esa planta —. Señalé una pequeña planta artificial a pocos metros de nosotros.— Come —. Demandé con seriedad.

𝐃𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐘 | 𝐁𝐈𝐋𝐋 𝐊𝐀𝐔𝐋𝐈𝐓𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora