↳𝐎𝟗

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📍 California, Estados Unidos
Bill.

Me quedé viendo mí libreta y lo que Angélica escribió. Si ella no hubiera puesto el estribillo tal vez tardaría mucho más en presentar la canción en el estudio.

Recargue mí espalda contra la silla y suspiré.

« Ella es tan buena conmigo a pesar de que la traté como el carajo ».

Sigo sin entenderla, básicamente la secuestré, un secuestro demasiado raro ya que tiene muchas libertades. No digo que no las debe tener porque no soy tan hijo de puta como para dejarla encerrada, pero... Aún sabiendo que puede salir cuando quiera sigue volviendo y eso no lo entiendo.

Si fuera ella agarro mis cosas y me largo para siempre, pero no, Angelica reaparece como si nada.

Me quedé un rato pensando hasta que decidí ir a su habitación, toqué la puerta y escuché un "pase" de su parte.

— Baja a la sala, tengo que hablar contigo —. No espere respuesta y cerre la puerta.

Espero no arrepentirme de lo que voy a hacer, pero es justo que lo haga.

• • •

Angélica.

¿Ahora que le pasa a este? Deje de peinar mí cabello mojado y salí directo a la sala donde ya estaba Bill fumando, como siempre.

Tomé asiento en un sofá individual mientras dejaba mis manos frías sobre mis rodillas.

— Angelica, tengo que hablar contigo y es sobre tus competencias —. Me tense en cuanto tocó ese tema.

— Bill, ya te dije que..- —. El levantó su mano indicando que lo deje terminar.

— Lo sé —. Suspiró y le dió una calada a su cigarrillo.— No voy a prohibirte que sigas compitiendo, pero cada vez que tengas una fecha o entrenamiento, me avisas y mí chófer te llevará —.

«Lo amo»

— ¿De verdad? Sabía que eras una mierda de persona pero no creí que llegarás al punto de dejarme seguir con el patinaje —. Me levanté y me le tiré encima abrazándolo mientras decía "gracias" de forma repetitiva.

— Ya, si, sueltame —. Me dió dos golpesitos en la espalda. Lo solte de golpe y me senté en mí lugar con una sonrisa.

— Lo siento, estoy feliz —.

— No he terminado, seguirás compitiendo pero tengo una condición —. Su semblante era serio.

— Te escucho —. Lo miré esperando a que hable de una vez.

— Si pierdes lo Juegos Olímpicos abandonaras el patinaje para siempre y vendrás conmigo, pero si ganas, podrás seguir como siempre —. Fijó su mirada en mí reacción.

«¿Dije que lo amo? Era mentira».

— Bien, con tal de seguir compitiendo... Pero que te quede claro que tu condición no es tan buena porque voy a ganar —. Respondí con seguridad.

— Pareces muy segura —. Sonrió de lado.

— Lo sé, porque se que voy a ganar —. El asintió y se levantó.

— Bien, voy a ensayar con los chicos, vamos —. Agarró las llaves de su auto y caminó hasta la puerta, pero al ver qué no lo seguía frenó.— ¿Esperas invitación? Muévete —.

𝐃𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎𝐘 | 𝐁𝐈𝐋𝐋 𝐊𝐀𝐔𝐋𝐈𝐓𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora