Deja que salga la Luna.

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"Deja que salga la Luna, deja que se meta el Sol. Deja que caiga la noche, pa' que empiece nuestro amor."- Deja que salga la Luna o Cuando salga la Luna (versión) de Luis Miguel, y si es de mi Rey ya se la saben 🥵

Peter había regresado de una larga misión a primeras horas del día, tenía el rostro lleno de heridas y tal vez uno que otro hueso roto. Entró a la sala general acomodándose el cabello, sacudiéndose un poco el polvo y quitándose solo un poquito de sangre de sus heridas.

Había un secreto que guardaba muy bien, no lo decía con nadie, pero le gustaba ir a las misiones más difíciles y si iba solo mejor. Poner su vida en riesgo tenía una recompensa bastante atractiva.

-¡Dijiste que regresarías en dos horas!- y ya lo esperaba.

-No sabía que iba a tener compañía. Sinceramente los 6 no son nada contra mi, pero diez es mucho.- lo miraba en lo alto de la escalera, su bella recompensa, la que guardaba en secreto.- Al menos sabemos que pasaron de ser seis a diez, no volveré a ir solo.

Se sentó en el sofá esperando a que su bello trofeo bajará y lo reconfortará.

-Estoy hambriento.- confesó en su espera, pero había mucho silencio.-¿Miguel?

El moreno ya estaba frente a él, sin que Peter se diera cuenta, no le gustaba que hiciera eso. Pero rápidamente levantó su cabeza para sentarse a su lado y usar sus piernas como una almohada bastante suave para el castaño.

-Debo curarte primero.- suspiro, siempre venía mal en peor, le preocupaba mucho y la próxima vez lo acompañaría ya estaba decidido. No sabía por que el estúpido se afrontaba a lo macho sin plan de ataque ni de defensa, solo dejándose guiar por su voz, por sus quejas, por sus carisias.

-Creo que me rompí un diente.- le confesó mientras Miguel curaba sus heridas con un algodón, limpiándole con delicadeza la sangre.

Estaba lleno de rasguños, su tabique nasal estaba nuevamente roto y sus labios estaban resecos. Y esos ojos no dejaban de verlo con cierta ternura.

-Eres hermoso Miguel.- le confeso.

-¡Ya vas a empezar cabrón!

Peter soltó una risita.

-Sabes que te amo, eres consiente. Nunca lo voy a negar.

Miguel se sonrojo. Claro que esa era la recompensa, cada herida era cuidada por el bien tornado y varonil Miguel O'Hara pero, pero Peter también le agradecía con palabras tan bonitas, abriéndose a él. Le gustaba el peligro solo para ver como Miguel caía a sus encantos, Parker es muy malo.

-No tengo tiempo para tus tonterías.- suspiro, dejo con cuidado la cabeza de Peter sobre el sofá.- Hay algo de comida en el refrigerador.

-No te vayas.- se incorporó rápido y se puso de pie, era sorprendente como aguantaba los golpes, más los del corazón.-Creo que me rompí las costillas.- debía decírselo, y ahí iba, Miguel lo regañaba por sus estupideces, por no cuidar su cuerpo y claro que Peter se dejaba tocar por su moreno.

Algunas veces Peter llegaba tan mal y tan cansado que simplemente se dejaba apapachar por Miguel en sus brazos, él mismo O'Hara no se dignaba a hablarle, simplemente lo rodeaba con sus brazos y dormía a su lado, en un silencio que era interrumpido por los suspiros de Parker.

Esa mañana hubo una situación, Peter generalmente no aceptaba misiones seguidas por más quisiera recibir su bella recompensa. Pero había tan pocos Spiders, no solo eso, su protegido iba a ir con o sin ayuda, no iba a dejarlo solo; claro que Miguel estaba furioso, tomo el bando e impedía que Parker fuera pero era tan necio, solo había dos cosas que Peter amaba con terco corazón, a su protegido Miles y a su Miguel, claro amor diferente pero si estaban en peligro era el primero en ir.

Piel Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora