Nube Viajera.

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"Por una sola de tus caricias, todo lo diera. Aunque volvieras de nuevo a irte, lejos de mí."- Nube Viajera de Alejandro Fernández.

Dedicado a mi @Nan9m1 <3  

Se les oía correr por el amplio patio de la Hacienda, dos pequeños niños que parecían esconderse entre las sombras pero siempre se encontraban...Pero Miguel, tenía un don, siempre lo encontraba.

Peter se aguantaba la risa, se escondía muy bien, siempre fue muy delgado y algo torpe, pero cuando se trataba de esconderse de Miguel lo conseguía casi a la perfección. Pero el moreno tenía un don, como un hilo rojo entre sus dedos, siempre lo encontraba.

-A puesto a que si salgo del pueblo, tu nunca me vas a encontrar.- dijo muy seguro Peter.

-Ajá.- Miguel lo tomaba de la mano, aunque tenían casi la misma edad, Peter era distraído. 

En una ocasión era casi aplastado por el ganado cuando fue a buscar minerales, pero Miguel lo rescato. Y desde ese momento lo llevaba de la mano. 

Regresaban, era hora de la comida y Peter venía muy feliz tarareando y sonriendo cada que esos ojos rubí lo volteaban a ver. Se acercaba más a Miguel, pues su paso era lento a comparación de su compañero. No era extraño verlos así, eran niños, inocentes, eran amigos, confidentes.

Claro que había diferencias, Miguel era hijo del patrón de la Hacienda y Peter, era un chico cuya madre pidió asilo en la Hacienda. Casi crecieron juntos, se educaron juntos, convivían y comían juntos. Y, en ocasiones, Peter iba a buscar a Miguel a su habitación ya entrada la noche, solo para dormir en sus brazos. Pero eran niños.

Eso nunca molesto al padre de Miguel, ni a su madre, ni a su hermano menor, ni a ninguno que vivía y trabajaba en la Hacienda. Nunca...

-¿No quieres salir?- llego de golpe y muy apresurado un Miguel de 16 años sonriendo.

-¡Ah!- espanto a un Peter cuyo libro cayó de las manos, viendo al acalorado moreno sonriendo, solo a él le sonreía.-No puedo.- recogió el libro sacudiéndolo.

Eran polos puestos, uno era aventurero, rebelde, con decisiones firmes. El otro más introvertido, metido en letras y de pocas palabras.

-Sabes que...- no quería decírselo, aun no.-Debo cuidar a mi madre.

-Pero no saldremos más allá del árbol.- Miguel tomo una de sus manos.-Solo poquito tiempo Petersito.

Pero Peter dejo caer su mano.

-No.- su voz sonó fuerte.

Miguel dejo de reír, desde hace días su Peter estaba raro, le prestaba poca atención y se retaría más con él.

-¿Que tienes Pet?- se acercó a él para acariciar su mejilla.

Pero el chico de los lentes bajo la mirada. Miguel era su amigo, el mejor, y ver que no podía confiar en él solo hizo que se enojará. El moreno le dio la espalda y se fue, tenía más amigos, más aventuras, no podía estar siempre con el triste Peter.

Ese día no se volvieron a ver. Aunque el moreno sentía cierta angustia, ya había cayado mucho tiempo. ¡Pues si le gusta! su corazón late cada que ve esos ojitos que se ocultan en el armazón delgado que cubre su cara blanca llena de tenues pecas por el Sol.

Y como le encantaba que cerrará los ojos para que no viera, como le robaba mil besos, mil sonrisas, mil suspiros.

La primera vez que beso a Peter fue a los 12 años. Algo en Miguel despertó, solo escuchaba a Peter que le contaba tantas cosas y él no podía dejar de ver esos labios.

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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