3.EL GRAN DÍA.

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 El ambiente estaba lleno de un suave olor a grasa y gasolina, mientras herramientas y piezas mecánicas descansaban sobre la mesa de trabajo. Con una apariencia imponente y aire de confianza, Minho llenaba la habitación. Vestía unos jeans ajustados que resaltaban su bien definido cuerpo, combinados con una camiseta blanca que dejaba entrever sus brazos musculosos. Su cabello oscuro, ligeramente despeinado, le confería un toque rebelde y atractivo.

Se acercó al auto deportivo y se arrodilló frente al motor. Sus manos grandes y habilidosas, con dedos fuertes y llenos de destreza, comenzaron a desarmar las piezas con una precisión envidiable. Cada movimiento era una mezcla perfecta de fuerza y delicadeza.

Sus ojos oscuros se deslizaron sobre el motor mientras examinaba minuciosamente cada componente. Sus cejas se fruncieron ligeramente, demostrando su concentración absoluta. De vez en cuando, levantaba la mirada hacia el cliente, y una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro cuando se percató de que Lee Taemin no le quitaba la vista de encima. No sabía si sentirse halagado, o más bien como un pedazo de carne a punto de ser devorado por un lobo hambriento. 

Una gota de sudor resbaló por su frente y descendió lentamente por su mandíbula bien definida. Su cuerpo emanaba una energía magnética y Taemin era el jodido imán que estaba a punto de impactarse sobre él.

—Como le dije anteayer que le entregué el automóvil, este se encuentra en perfectas condiciones. Cambiamos la pieza dañada por una original. No logro escuchar el ruido del que me habla usted. Taemin había regresado al taller mecánico con el pretexto de un supuesto ruido en el motor. Mentira, vil mentira. Lo había inventado para poder seguir deleitándose con el increíble cuerpo de Choi. Minho le gustaba mucho, además, ya se había masturbado más de un par de veces teniéndolo en mente. Ansiaba averiguar si el mecánico era tan ardiente como se mostraba en sus sueños.

—Pero le aseguro que si lo tiene, es algo así, como un... tic... tic... tic, describió Taemin infantilmente. Minho, desde el principio, se dio cuenta del absurdo pretexto, pero decidió seguirle el juego. Total, no perdía nada y quizás podría invitarlo a algún bar.

—Y mientras ambos se hacían ilusiones de encontrarse a solas en algún momento, el destino parecía que todavía no estaba del todo de acuerdo con sus planes.

—Cariño, llama el dueño del Porsche*. Necesita hablar contigo.

–Gracias, Sunny. Vuelvo enseguida, señor Lee.

Taemin se cimbró cuando la chica llamó Cariño a Choi. Se preguntó ¿cómo es qué no se percató que la chica era su pareja?  "¡Maldición!, sólo he estado haciendo el ridículo aquí" "Seguro que Minho se ha reído de mi, soy tan patético" 

Minho fue a su oficina a contestar la llamada, y Taemin de inmediato cerró el cofre de su automóvil. Se dirigió a Sunny quien lo miraba algo sorprendida. —Por favor le dice al Señor Choi que regresaré en otra ocasión. —Luego subió al Genesis* y salió del taller. El potente motor se escuchó rugir por la calle. Minho regresó —¿y Lee?.

—Se marchó. No sé lo que pasó, pero la verdad se notaba incomodo. —contestó Sunny. 

Minho se sobó la nuca y levantó las cejas. —Qué raro, según él era urgente que revisara su auto. —Choi ni siquiera se imaginaba lo que en realidad sucedió.

Por su parte, Taemin se lamentaba haber sucumbido a su calentura. —Necesito poner más atención en las cosas. Por eso lo vi en la clínica de fertilidad, están planeando tener una familia. Y vengo yo de ofrecido, ¿pero en qué pensaba?. Jamás me he metido con alguien que este en una relación, y no empezaré a hacerlo ahora. Así que, "Trasero Choi, olvidado". 

Voy a tomarle la palabra a Kibum e irnos el fin de semana a un Spa. No he descansado desde hace más de un año. Y cuando mi hija nazca, seguro es que no volveré a hacerlo con tranquilidad. 

Lo de dejar en el olvido el trasero de Choi fue imposible. Taemin parecía embrujado; las 24 horas del día tenía en la mente al mecánico caliente. Él no era del tipo que buscaba placer en clubes nudistas. Así que decidió encontrar consuelo en un ferviente admirador, Lee Jinki, un pintor que le había suplicado posar desnudo. Quería plasmar su maravillosa plástica en un cuadro. Así que lo contactó y quedó con él para encontrarse en su estudio de pintura. 

Lo malo de esto fue que cuando Taemin pensó era el momento ideal para provocar el encuentro sexual con Jinki, este le confesó que era totalmente heterosexual. Y que su único interés en él era simplemente el arte. Su ego quedó hecho trizas. Había vuelto a quedar como un payaso una vez más. Era hora de pasar su fin de semana en compañía de su amigo Kibum.

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SPA RAIN,  ISLA DE JEJU.

Taemin y Kibum disfrutaban de su día en las aguas termales del Spa. Mientras les hacían toda clase de tratamientos faciales y corporales, se dedicaron a platicar.

—No es que hayas perdido tu Gaydar, Tae. Yo creo que es el efecto de la maternidad. A mi prima Lola le sucedió algo parecido; en cuanto se embarazó, todos los chicos que la pretendían, de la noche a la mañana dejaron de buscarla. Es algo relacionado con las feromonas, creo. —dijo Kibum mientras le aplicaban una mascarilla hidratante.

—¡Por Dios, Kibum! ¡Qué tonterías estás hablando! En primer lugar, soy hombre. No puedo embarazarme. Mi hija nacerá de un vientre subrogado. Lo que sucede es que he dejado de ser atractivo para los hombres. Y, en mi desesperación, me confundí.

 —Pues tú dirás lo que quieras, pero ya verás que cuando la bebé venga en camino, te pondrás gordo y desaliñado. Mi primo Genovevo subió 20 kilos cuando su esposa se embarazó. —Taemin se dio por vencido, nunca podía hablar con Kibum seriamente. Su amigo siempre salía con historias surrealistas.

El fin de semana no fue tan revitalizante del todo para Taemin. Su amigo Kibum no reparó en advertencias de cómo es que su vida iba a cambiar al convertirse en padre soltero. Él era un hombre al que no le agradaban del todo los niños, y por ende, creía que Taemin estaba cometiendo un error al pensar en la paternidad como la siguiente etapa de su vida.

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Taemin y Minho se encontraban acurrucados bajo las suaves sábanas, envueltos en una atmósfera de calma y amor. La habitación estaba bañada por la luz tenue de la luna que se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente íntimo y acogedor. Ambos hombres se encontraban perdidos en la calma de la noche, disfrutando de la compañía del otro.  

El sueño tan vivido que estaba teniendo Taemin se esfumó cuando su celular lo despertó esa mañana soleada. vip...vip...vip –enredado en el edredón, apenas si pudo alcanzar a contestar. —Diga. —Señor Lee, hablo de la clínica de fertilidad, le comento que ya está todo preparado para la inseminación con la chica que contrató. Mañana será el gran día. Nosotros le avisaremos los resultados dentro de 4 semanas.

El corazón de Taemin comenzó a palpitar muy fuerte, la emoción lo hizo saltar de la cama y comenzó a caminar por todo la habitación. —Yo...yo...está bien señorita, creo que será el mes más largo de toda mi vida. —Lo entiendo señor Lee, pero recuerde que tiene que estar preparado para todos los resultados posibles.

—Lo sé. —la respuesta de Taemin fue en un susurro, su ánimo se vino abajo cuando se le recordó que la inseminación podría fracasar. Pero él estaba dispuesto a intentarlo las veces que fueran necesarias. Su deseo de ser padre no cesaría jamás.

Cuando finalizó la llamada, los sentimientos de Taemin eran una mezcla de felicidad y terror. Y aunque no quisiera tendría que vivirlo durante ese mes que duraría la espera.

Minho, por su parte, también recibió la llamada de la clínica de fertilidad, haciéndole saber que al día siguiente igualmente se llevaría a cabo la inseminación con la chica que él eligió para tal fin. Su felicidad era tan grande que minimizó los riesgos, siempre lo hizo. Él estaba seguro que sería padre desde el primer intento, y eso lo hacía sentirse confiado. Nunca pensaba negativamente.

CONTINUARÁ...

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PAPÁ SÓLO HAY UNO. (2MIN)🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora