13.CELOS.

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  El matrimonio Lee invitó a sus buenos amigos Taemin y Minho a uno de los bares que se encontraban dentro del hotel.

—Vamos, creo que todos necesitamos relajarnos un poco después de esas actividades letales disfrazadas de ordinarias. Creo que es preciso que nos tomemos un trago para calmar los nervios —mencionó Donghae.

—Sí, chicos, anímense, esta clase fue agobiante —insistió Hyukjae.

—Yo sí voy. La verdad tengo los nervios de punta después de que casi ahogo al bebé. Me urge una bebida fuerte. Todavía me tiemblan las piernas del susto —dijo Taemin.

—Tres contra uno —exclamó Minho—. Eso quiere decir que no puedo excluirme. Los acompaño un rato. La verdad estoy muy cansado, como dicen, esta clase fue terriblemente agotadora. Estuve tenso todo el tiempo. Mi risa era de nervios.

—A mí lo que me impresionaron fueron los muñecos reborn, son tan reales —comentó Donghae.

—¡Sííí! —asintieron todos al unísono.

El lugar estaba lleno de luces parpadeantes y música animada, creando una atmósfera vibrante. Los cuatro se acomodaron en una mesa cercana a la pista de baile. La noche comenzó con risas, pláticas informales y cócteles coloridos que fluían sin cesar.

Taemin, como buen bailarín, se encontró rápidamente en el centro de la pista, moviéndose con elegancia y soltura. Minho, aunque no tan enérgico como Taemin, también se dejó llevar por la música y disfrutó de la atmósfera liberadora. Los Lee igualmente hicieron presencia en la pista. Los cuatro bailaban libremente, sin formar parejas. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, una sombra de celos comenzó a oscurecer la diversión de Minho.

En la barra del bar, un hombre guapo y seguro de sí mismo había estado observando a Taemin durante todo el tiempo que llevaban allí, y lo peor es que lo hacía sin disimulo alguno. Minho se dio cuenta desde un principio. Tenía ganas de quitarle la sonrisa estúpida que adornaba su estúpido rostro arrogante. En cuanto volvieron a sentarse para refrescarse un poco, el tipo se acercó a Taemin y lo invitó a bailar. Este aceptó con una sonrisa, sin pensar en las implicaciones que eso podría tener.

Mientras el hombre y Taemin se movían al ritmo de la música, Minho los observaba con creciente inquietud. Finalmente, no pudo contenerse y se acercó a Taemin, agarrándolo del brazo con algo más de firmeza de la necesaria.

—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Minho con un tono de voz que dejaba clara su incomodidad.

Taemin se soltó suavemente de la mano de su acompañante y miró a Minho con sorpresa.

—Bailando, divirtiéndome. ¿No es por eso que estamos aquí?

Pero Minho estaba demasiado atrapado en sus propias inseguridades para entender con claridad la situación. Y esa era que lo que Taemin hacía era simplemente bailar. No más.

—No puedo creer que estés dejando que ese tipo te saque a bailar de esa manera —murmuró, sus ojos oscurecidos por la frustración. No sabía si el alcohol lo estaba haciendo ver cosas que no sucedían, pero lo que estaba claro era que Taemin le sonreía a ese idiota.

Los ojos de Taemin se entrecerraron mientras una sombra de molestia cruzaba su rostro.

—Minho, no hay razón para que te pongas así. Tú y yo no somos nada.

—¿Nada? ¿Y entonces cómo le llamas a que vamos a tener unos mellizos? Vamos a ser padres.

—¿Perdón? No te estoy entendiendo, Minho. Eso nada tiene que ver con que quiera bailar con alguien. Lamento si no te agrada, pero yo soy bailarín y me encanta disfrutar de la música.

PAPÁ SÓLO HAY UNO. (2MIN)🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora