chapter 2

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Taylor

Había salido con unos amigos, entre ellos mi novio.

Quedamos para ir a la playa y pasar el rato porque estábamos muy aburridos.

Estaba tumbada con la cabeza apoyada en los abdominales de Matteo mientras este me daba caricias por la cara y el pelo.

Estábamos hablando y otros estaban bañándose.

Solo habían dos familias más en esa playa pero estábamos bastante separados. Teníamos música puesta con el altavoz pero no muy a alta para no molestar.

Me sentía en paz, tranquila. Así es como quería estar para siempre, no me importaría.

Cuando estaba por dormirme me llegó una llamada. Me levanté y fui a responder más separada de los demás.

Acepté la llamada y me puse el móvil en la oreja.

— Hola mamá— la saludé.

— Tay, tienes que venir a casa.

— ¿Que? ¿Por que? ¿Ha pasado algo?

— Mark y yo tenemos que contaros algo.

— ¿Pero es urgente?

— ¿Estás con tus amigos?— asentí pero caí en que no podía verme así que respondí rápidamente.

— Si, en la playa.

— Bueno, quédate un rato pero no tardes mucho en venir.

— Esta bien, te quiero.

— Y yo principessa- colgó.

Volví con los demás y me tumbé de nuevo como estaba antes. Matteo volvió a acariciarme.

— ¿Pasa algo?— me preguntó.

— No nada, no te preocupes— me guiño el ojo y volvió su vista hacia sus amigos.

Seguimos hablando hasta que se pasó una hora y decidí irme.

Matteo se empeñó en acompañarme a casa pero le dije que no que prefería ir sola. Puso mala cara pero acepto.

Tenía menos de 5 minutos hasta llegar a mi casa, tampoco iba a morirme, espero.

Cuando llegué a casa estaban todos en el salón sentados en los sofás. Mis hermanos estaban viendo alguna serie de dibujos animados y mis padres tenían mala cara.

Me senté en una butaca que había aparate y mis padres me miraron.

— ¿Que?

— Bien chicos, les tenemos que decir algo— dijo mi padre apagando la tele para captar la atención de los pequeños.

Los cuatro nos quedamos callados para que hablaran.

— Se irán todo el verano con los abuelos.

Jaja, no.

— No— dije sin apartar mi vista de mi madre.

— ¡Si!— dijeron felices los otros tres.

— Si, pues mañana sale vuestro vuelo hacia Atlanta.

No por dios.

— Mamá, ni loca vuelvo allí.

— Lo siento Tay pero vas a tener que hacerlo.

— ¡Ya soy mayor!

— Tienes 16 años Taylor, mayor no estás— dijo mi padre— como para quedarte sola.

No iba a volver a Atlanta.

— ¿Y vosotros?— pregunté.

— Tenemos que viajar, por trabajo.

— ¿Y no podemos ir con vosotros?

— No, es un trabajo de negocios en el que no entráis.

— Pero papá...

— Lo siento Tay, algún día tenías que volver.

— Si pero no ahora, ahora estoy bien, no quiero volver.

— La decisión está tomada, mañana sale el vuelo.

— Genial— dijo Caleb y subí corriendo a mi cuarto.

Entre y me tumbé en la cama, reproducí mi playlist para cuando estoy triste y me quedé tumbada sin hacer nada.

No podía volver donde mi corazón se rompió.

Mis abuelos viven al lado de su casa. ¡Al lado!

Ahora están bien, estaba genial en Italia, con mis amigos, con Matteo. Estaba demasiado bien.

Agarre el móvil para enviarle un mensaje en el grupo de amigos diciendo que mañana me iba todo en verano.

Quedamos en vernos todos a las 12 am en un parque cerca de mi casa para despedirme.

— Taylor— abrieron mi puerta.

— ¿No era mejor mandarme a un internado?

— Vamos Tay, debes acabar con el.

— Mamá, acabé hace como un año, no quiero verle más.

— Bueno Tay, asi son las cosas.

— Dios, ¡¿tanto cuesta entenderlo?!

— Haz tus maletas con todo lo que quieras llevarte, mañana a las 4 sale el vuelo.

Después de estar toda la noche en la fase de negación me levanté de la cama para hacer las maletas con el peor humor que tenia.

Broken heart  // Jaden WaltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora