Broken heart // Jaden Walton

chapter 33

•Taylor•

Apenas eran las 7 pm, que ya estaba tumbada en mi cama, preparada para dormir.

Muy temprano, si.

Llevaba todo el día haciendo deporte con mi abuelo y me pesaba todo el cuerpo.

No fui hecha para deportes.

Me puse una serie en el móvil para poder dormir mejor.

— Tay— alguien entró en mi cuarto. Levanté la cabeza y vi a mi abuela— Javon y Jaden van a pasar la noche aquí.

— Bien.

— Contigo.

— Bien no— me levanté— ¿Y Jayla?

— No se queda.

— ¿Por qué?

— Tiene planes.

— Que mal.

— Bueno, levanta que en 10 minutos están aquí.

— ¿Tengo que estar con ellos?— que pregunta más tonta.

— Claro.

— Vale, ya voy.

— Gracias bonita— me dio un beso en la mejilla y salió del cuarto.

Llevaba puesto unos pantalones de pijama cortos de Spiderman, y una camiseta negra, larga.

Me hice una coleta alta y me puse las gafas, en vez de las lentillas.

Agarré un chicle de sandía y bajé al salón.

***

Nos pusimos a ver una película de miedo, los 3.

Mi abuelo hinchó un colchón y lo puso en la sala, perfecto para los tres.

Hicimos palomitas para acompañar la película.

Estaba tumbada al lado de Javon, y cada vez que alguna parte daba miedo, me pellizcaba.

Sonó un ruido muy fuerte y Javon me pellizcó de lo más fuerte.

— JAVON— solté un grito— juro por dios que como vuelvas a pellizcarme, me encargaré yo de que te aparezca el payaso mientras duermas.

— Lo siento, lo siento— sonrió inocente.

— Siéntelo— rodó los ojos y volvió la vista a la película. Me dio pena.

Parecía enfadado, y él, nunca se enfada. 

— Lo siento lindo— lo abracé— no te atacará el payaso.

— ¿Lo juras?— soltó una leve carcajada.

— Si, lo juro— hicimos pinky promise.

— Como pase algo te acordarás de mí— le salió una sonrisa.

— Bien, bien.

***

Ya dormían los dos, yo en cambio no.

El insomnio pega fuerte a veces.

Javon, como no, soñaba cosas raras e iba pegando patadas.

Jaden no, él estaba tranquilo.

Me puse a ver tik tok, hasta que me aburrí y salí al jardín.

Estuve un rato mirando no sé el qué.

Escuché un ruido detrás mío, me dio miedo girarme, luego me calmé cuando vi quién aparecía por mi lado.

— ¿Por qué sigues despierta?— me preguntó.

— ¿Y tú?

— No he llegado a dormirme.

— ¿Quieres comer algo?

— Estoy bien, gracias.

Nos quedamos los dos en silencio, sentados en un sofá mirando las estrellas.