Paso 4: Estilo con clase

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—¿Pero dónde me has traído?

Observé, anonadado, el flamante edificio blanco plagado de vidrieras engarzadas en majestuosos marcos dorados y la puerta de acceso, con aquellos pomos propios de un lujoso hotel de cinco estrellas. Aquello parecía un palacio y hubiera apostado todos mis ahorros a que lo era si no me hubiera leído el rótulo de la entrada: "Centro de belleza Cupido".

Cupido.

Ese era el tipo de las flechas. El de las alitas simpáticas que tiroteaba a la gente para que se enamorara.

—¿Qué se supone que vamos a hacer aquí? —pregunté, con miedo.

Yoon Gi llamó al timbre pero yo no me atreví ni a moverme. El angelito que habían puesto en la pared, con su cara traviesa y sus corazoncitos alrededor, me había dejado los pies pegados a la acera.

—¿Te has dado cuenta del nombre?

—Ajá. —Mi amigo respondió sin inmutarse—. Estamos en "la peluquería del amor".

—¿Pelu... ? —Por poco se me salen los ojos de las órbitas—. ¿De qué estás hablando?

"Un día de tratamiento, un beso de amor asegurado" —recitó—. Eso dice en Internet e Internet es muy sabio.

¿Internet? ¿Tratamiento? ¿Beso? ¡Rayos! ¡De ninguna manera!

Me di la vuelta en redondo, dispuesto a huir, volar o salir despavorido, como quisiera decirse, pero, apenas cogí carrerilla, Yoon Gi rompió a reír a carcajada limpia y me detuve.

Vaya; qué risa, ¿ah?

—¡Anda, Mimi, no te preocupes, que solo era una broma!

Me giré, echando humo por las orejas. Muy gracioso, sí. Menuda chispa.

—La verdad es que te he traído aquí para hacer el paso cuatro del Tutorial. —Hizo el gesto de dispararme con los dedos—. Lo he titulado: "Estilo con clase".

—¿Y en qué consiste?

—Por decirlo de un modo simple, se trata de arreglarte lo mejor posible para mañana —explicó—. Este en el negocio de la madre de Hoseok y he reservado hora porque me parece que sigues estando inseguro con tu aspecto a pesar de llevar los tirantes.

—Claro que estoy inseguro —corroboré, como si fuera lo más obvio—. Jung Kook es un hombre espectacular, casi un dios, y en cambio yo... —Me señalé el pelo, como el cepillo de una escoba, y a continuación los granos de la cara—. Mira.

—¿Qué tengo que mirar?

—Lo feo que soy.

—Deja de decir tonterías.

Me agarró del brazo y, sin miramientos, me arrastró al interior del establecimiento de Cupido y los corazoncitos. Por cierto, dentro, en las paredes, había muchos más. Incluso en el mostrador tenían un bol de caramelos con esa forma.

—La actitud lo es todo, ¿sabes? —Se detuvo frente al plato, se echó un puñado al bolsillo y después se me puso en frente y me levantó el mentón—. No bajes la vista. Esos preciosos ojos tienen que dejarse notar.

—No tengo unos ojos bonitos.

—Eso crees tu. —Sus manos, firmes, me sostuvieron el rostro—. Sin embargo, fue en lo primero en lo que yo me fijé y, créeme, yo no me fijo en cualquier cosa.

Me quedé estático. Estaba hablando otra vez de lo del enamoramiento de la infancia. ¿Acaso sus neuronas funcionaban bien? Aquello rozaba el traumatismo severo.

TUTORIAL ANTI-RECHAZOS  《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora