Paso 7: completado

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Para una persona tan tímida como yo, organizar una confesión fue toda una odisea mental. Max aún teniendo en cuenta el pánico que me producía la idea de que Yoon Gi me rechazara y, por ende, se alejara de mí. Sin embargo, el beso fue el detonante que necesitaba para entender que lo que sentía no lo podía reprimir. Eso y la intervención de mis otros amigos, a los que al final recurrí por desesperación. que me ayudaron mucho a prepararme.

Gracias a Hobi volví al centro de belleza y conseguí ponerme esos plastiquitos minúsculos que se doblaban como gelatinas en los ojos sin terminar con un ataque de frustración. Tardé cerca de treinta minutos, veinte rebuscando por el suelo lentillas caídas y otros diez tratando de atinar en la pupila, pero lo logré.

—Sabes que Yoon Gi no es superficial —me recordó, cuando por fin lo conseguí—. Para él eres lindo sin necesidad de que hagas esto.

—Sé que podría ir con mi ropa extra grande y a modo tortuga —respondí—. Pero he estado arreglándome con tal de quedar bien con Jung Kook. Quiero hacerlo para él.

—¡Ais, pero qué bonito! —Tae Hyung se mostró de lo más entusiasta—. ¡Es un detalle hermoso! ¡Deja, que te ayudo!

Ya lo creo que lo hizo. Primero telefoneó a Yoon Gi y le dijo un par de cosas sobre mí con la idea de facilitarme el terreno. Después me llevó a un par de tiendas y me ayudó a elegir el conjunto blanco. Hasta me orientó sobre la mejor forma de encauzar la conversación con Jung Kook en la cita.

Ay.

Jung Kook.

Él fue, sin duda, la parte más difícil.

Me hice notas en el móvil. Soy consciente de que no queda bien pero leerlas en voz alta fue la única manera que encontré de explicarme sin tanto titubeo. Aunque, por supuesto, eso no me libró de desear enterrarme bajo la arena del parque en el que habíamos quedado cuando uní las palabras "tutorial" y "Yoon Gi" en la misma frase.

—Vale, no te gustan las ensaladas. —Detuvo el vaivén del columpio en el que estábamos sentados—. ¿Qué es lo que comes?

—Caldos de fideos, carne y todo lo que sea picante —reconocí, de corrido—. También... —Ay; qué vergüenza más horrible—. Pasteles de chocolate, galletas...

—Espera. —Los ojos estuvieron a punto de salírsele de las órbitas—. ¿Me estás diciendo que alguien que ama el deporte como tu come porquerías como esas?

Ahí llegaba lo siguiente.

—Yo... —Me salté varias líneas de las notas y aterricé en el paso del baloncesto—. La verdad es que no hago deporte. —Leí de reojo—. Jamás he tocado un balón. Lo que sé me lo enseñó Yoon Gi para no quedar tan mal ante ti.

—Oh, caramba. Yoon Gi otra vez, cómo no.

Se levantó. Me encogí.

—A ver, voy a resumirlo —resopló—. Te chocaste conmigo ese día y el chicle problemático que tienes por amigo se ofreció a ayudarte para lograr gustarme aprovechando que te propuse salir como disculpa. Y lo hiciste esgrimiendo una sarta de mentiras.

—Tanto como mentiras...

—Sí que lo fueron —sentenció—. No compartes ni mi dieta ni te gustan mis actividades, te cambiaste el color del cabello aunque no eras proclive a hacerlo y ni siquiera tenemos un porte similar porque resulta que llevas esas cosas raras que te estiran la espalda.

—Son tirantes elásticos. —Mis pupilas saltaron de mi escrito a él y de él a mi escrito—. Es que tengo ansiedad social. Me encojo sin darme cuenta. 

TUTORIAL ANTI-RECHAZOS  《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora