Paso 5: Disculparse con... ¿Clase?

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Terminamos en una especie de sala de curas, una habitación dentro de la zona de administración del local destinada a atender a los usuarios que tenían la mala suerte de lastimarse durante algún juego.  Solo tenían un carrito de medicinas y una camilla de modo que no nos quedó más remedio que sentarnos juntos, uno al lado del otro.

Una enfermera de aspecto seco entró y, sin mediar palabra, le examinó la cabeza a Yoon Gi y le le puso una bolsa de hielo en la cabeza. A mí me curó las rozaduras en las rodillas con un antiséptico amarillo que escocía un montón.

—Ya está —murmuró—. Os dejo un rato para que descanséis.

Cerró la puerta y, casi de forma automática, nos tensamos.

—Mira lo que has hecho —Por supuesto, Yoon Gi no quedó callado—. A ti te falta un tornillo.

—No, mira tu lo que has hecho —contraataqué—. Nada de esto habría ocurrido si no hubieras sacado a pasear tu tono rimbombante con el "te voy a patear el culo" —le imité—. "A tu novio y a ti". —Y añadí, ya de mi cosecha—: "Porque yo soy el amo y señor de los bolos, el más listo y también el más guapo".

Sus pupilas se me clavaron como un par de chinchetas iracundas.

—Hablé así porque apareciste con el hacha de guerra en la mano soltando la bobada esa de la cita doble.

—Estaba enfadado, ¿vale? —repliqué.

—No veo por qué.

—Tu nunca ves nada.

—Mira quién fue a hablar.  

Resoplé y le di la espalda, con la vergüenza pintada en la cara. Seguía estando molesto pero al mismo tiempo me sentía fatal, y no era solo por el  escándalo que habíamos formado. El insoportable calor que se me había subido a las mejillas al caerme y encontrarme con el rostro de Yoon Gi pegado al mío me había agobiado demasiado.

¿Qué me estaba pasando?

Desde que me había hablado de sus antiguos sentimientos, no había dejado de notarme raro. Mi estómago estaba a rebosar de molestas burbujas que iban y venían a su antojo. Me daban calambres por la espalda. El corazón me brincaba como un loco cada vez que le tocaba.

¿Por qué tenía que ser así? ¿A qué rayos aspiraba yo? No se suponía que algo así debiera ocurrirme. Al menos, no con Yoon Gi.

—Así que todo tu enfado viene porque piensas que salgo con Hoseok y que no te lo he contado.

—Exacto.

—¿Y de dónde te has sacado esa idea?

De Tae Hyung.  ¿Se lo decía? No, no, no. Eso implicaría explicarle que había estado indagando.

—A ver, Mimi, es cierto que quedo mucho con Hobi pero no es mi novio ni nada parecido —expuso, sin rodeos—. Si en algún momento quisiera salir con alguien, te aseguro que serías el primero en saberlo.

Observé por el rabillo del ojo cómo me tendía la mano, con la intención de que la chocáramos.

—Eres muy importante para mí, tonto —continuó—. Jamás te ocultaría nada.

Un enorme peso se me liberó de los hombros. ¿No tenía pareja? ¡Ay! Los ojos se me humedecieron.

—Soy bobo. —Me volví, apenado—. Perdón.

—Nah, tampoco ha sido para tanto —le restó importancia—. Solo no llores. Verte en modo culpabilidad me duele más que el golpe.

Aquellas palabras me agitaron el pecho con fuerza pero lo ignoré. Posé la mano sobre la suya. Su contacto me resultó agradable, firme y, sobretodo, seguro. Tanto que decidí que no era suficiente y le abracé.

TUTORIAL ANTI-RECHAZOS  《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora