Paso 8: Vivir juntos con clase

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—¿Entonces sí apareció? —Las palabras de Nam Joon sonaron incrédulas al otro lado de la línea—. Impresionante. No le conozco pero ya es mi ídolo. A ver cuándo me lo presentas.

—Será lo primero que haga en cuanto tenga un hueco —respondí—. Andamos algo ocupados.

—¿Ocupados cuando acabáis de reencontraros? —se extrañó—. ¿En qué, si puede saberse?

Pues en cumplir con el octavo y último paso del tutorial que, por cierto, estaba siendo bastante complicado a pesar de que solo tenía tres instrucciones.

"Lo primero es conseguir casa". Por ahí había empezado Yoon Gi su explicación. "La mejor que veamos".

Ajá. Un piso, sí. Genial. ¿Sonaba fácil?

Quizás en otras partes del mundo lo fuera pero en Seúl desde luego no. El suelo parecía hecho de oro de lo caro que era y mayoría de los lugares que se alquilaban a precios más o menos razonables estaban en barrios del extrarradio, muy lejos del centro, con cuestas empinadas o dentro de callejones que parecían sacados de una película de Batman. Así y todo nos armamos de valor y visitamos unos cuantos.

La casa número uno tenía las paredes llenas de sospechosas manchas oscuras que, según la casera, eran simples desperfectos de pintura y un baño sin puerta dentro de la misma habitación. O sea, que las condiciones mínimas de salubridad eran inexistentes.

La casa número dos, sin embargo, tenía buena pinta y era espaciosa pero el casero vivía en el piso de arriba. Además, cuando aparecimos, nos examinó como si fuéramos extraterrestres.

—¿Dos chicos jóvenes en mi piso? —Meneó la cabeza—. No, que luego os da por hacer fiestas y yo me duermo a las nueve.

Okey. Pues nada.

La casa número tres la eliminé yo sin llegar ni a verla. Tan solo la enorme cuesta que requería llegar hasta ella y las escaleras infernales de tres tramos por piso que había que subir hasta el séptimo fueron suficiente para mí. Y la casa cuatro la descartó Yoon Gi al examinar su ubicación. Estaba en un barrio lleno de clubes y bares y, por lo tanto, de ruido.

—¡Caramba! ¡Me lo hubierais dicho! —Seok Jin sacó pecho en una de nuestras reuniones de grupo—. ¡Mi familia tiene una propiedad que quiere rentar! ¡Dejádmelo a mí!

Y sí. El apartamento de los Kim era precioso, estaba bien ubicado y, encima, por ser amigos, nos hicieron un descuento importante en la mensualidad. Todo genial y estupendo salvo por la siguiente instrucción del paso ocho.

"Después hay que prepararse para la mudanza".

Ahí se incluían los gritos de mi madre cuando le dije que me iba. Eso fue aún peor que embalar mis pertenencias.

—¿Que dices que te mudas? —Me amenazó con el cazo de caldo, en la cocina—. ¡Por encima de mi cadáver te mudas! ¿Me oyes? ¡No te vas! ¡Ni hablar!

—Mamá...

—¡No has terminado todavía la carrera! —sentenció—. Y no voy a dejar que tires tu último año a la basura solo porque te apetezca irte de borrachera con Yoon Gi para celebrar su regreso.

—Pero no. —Ay, Dios; a ver cómo le contaba yo ahora las cosas—. No es como crees.

—¿Ah, no? —Se cruzó de brazos, utensilio en mano—. ¿Y entonces cómo es?

—V- verás... La cosa es que... Pues Yoon Gi y yo... —Abrió mucho los ojos, con cara de máxima expectación—. Él y yo...

—Somos pareja, señora Park.

TUTORIAL ANTI-RECHAZOS  《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora