Capítulo 1.

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–Severus, me alegra que ya hayas regresado – Albus le miraba con una sonrisa en su rostro –. Era de suma importancia que tú estuvieras en esta junta.

¿Ahora qué quería Albus?

La última vez que lo había citado de "suma importancia" había decidido cambiar todas las habitaciones para ponerles un toque "novedoso", o al menos eso creía el viejo director, pues lo que hizo es que a todos los dormitorios les puso imágenes de gatitos comiendo un caramelo de limón, que si lo acariciabas el pequeño animal te regalaba uno de los miles que tenía. No es que le desagradaran los gatos, al contrario, pensaba en adoptar un gato negro, hasta que Albus tuvo esa magnífica idea y ahora no quería saber nada de ellos por un buen rato. Para la fortuna de todos Minerva McGonagall convenció a Dumbledore de quitarlos de las habitaciones.

Y ahora que estaban todos sentados en una junta de profesores, su mente comenzaba a formar locas ideas y cómo hacer para que a él no le perjudicaran.

En la mesa se encontraban todos los profesores, Albus estaba al frentecon sus habituales capas; a su derecha estaban Pomona Sprout, Filius Flitwick,Aurora Sinistra y Cuthbert Binns; a la izquierda estaban Sybill Trelawney, Rolanda Hooch y Severus Snape;en la orilla de mesa y en dirección a Albus estaba Minerva McGonagall. Además,se encontraba parte del personal Madame Pomfrey, Rubeus Hagrid, el celadorFilch y Madame Pince. 

–Bien, ahora que ya estamos todos reunidos, podemos comenzar con lareunión – dijo Albus –. Lo primero que hay que agregar es que ya conseguimos unnuevo profesor para Defensa de las Artes Oscuras, es un exalumno, excelentepara el puesto y muy bueno con los alumnos: Remus Lupin ocupara ese lugar.

Severus estaba que se retorcía en su silla, ¿cómo podía Albus traerlo a él? 

–Es una muy buena noticia, director – mencionó Hagrid.–Sí, excelente idea, director, no puedo parar de imaginarme lo divertidoque será con los alumnos, sobre todo en la luna llena – Severus miró a Albus quien le lanzó una mirada desaprobatoria, pero no comentó nada. 

Casi nadie sabía de la condición actual de Lupin, solo Severus, Albus, Minerva y Hagrid. Era un secreto que se había mantenido a salvo, por ello sololos últimos tres fueron los que se sobresaltaron al escuchar el comentario de Snape.

Para Severus enojado era poco, había pedido el puesto por años y Dumbledore se negaba a dárselo. Lupin casi lo asesina una noche en su forma dehombre lobo. Así que cuál es la gran idea de Albus, traerlo a él, un hombrelobo a que impartiera clases de defensa. Tal vez hubiera preferido a los gatoscon caramelos de limón en su habitación aunque no lo dejaran dormir en la noche.

Cuando Severus estaba por levantarse, asumiendo que la reunión ya habíallegado a su fin Albus lo detuvo.

–Mi muchacho, la junta aún no acaba, hay algo más – Snape lo mirócurioso, pues el anciano detuvo un instante la mirada con clara preocupación, oal menos eso le pareció.

–Debía de suponerse que el día llegaría, no podemos mantenerlo alejado deeste mundo para siempre – esta vez fue Minerva quien hablo.

–Así es, mi querida Minerva, no podemos. Por eso mismo hoy he enviado lacarta yo personalmente – ahora sí, Severus no entendía nada y su cabeza iba a mil –. Como verán, hace 9 años que Harry James Potter quedó huérfano, por lo que en este instante está por cumplir los once años de edad.

Ahora Severus comprendía la mirada de Dumbledore, su fachada de hombrefrío estaba a punto de caer, un escalofrío le recorrió la columna.

–Disculpen. 

Se retiró, había mucho que pensar y Albus lo sabía, por eso no había hecho nada por detenerlo.

La primera vez que lo vio entrando por el pasillo vio perfectamente a unJames Potter, siendo el centro de atención, un rencor lo recorrió por completo

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La primera vez que lo vio entrando por el pasillo vio perfectamente a unJames Potter, siendo el centro de atención, un rencor lo recorrió por completo. Gryffindor la casa de los valientes, ahora sería la casa para el nuevo Potter. "Que sorpresa" pensaba Snape con evidente sarcasmo. La primera vez que le dio clase se percató de que Albus tenía razón (siempre la tenía), el chico poseía aun los perfectos ojos de Lily; lástima que no tuviera su inteligencia en pociones, el clon de James Potter era igual que su padre en ese aspecto. 

 Snape pensaba que sería fácil mantener al chico seguro y así mismo mantenerse él en calma, pero fue casi imposible, el niño albergaba un desdén por romper las reglas; todos los años el chico Potter se metía en nuevos problemas, desde enfrentar a un Troll hasta terminar enfrentando al señor tenebroso cara a cara en su cuarto año. Aunada su amistad con el hombre lobo, quien –para su desgracia- llevaba 6 años como profesor de defensa de las artes oscuras y había forjado una estrecha relación con el mocoso. 


Harry Potter se encontraba platicando con uno de los mejores amigos de su padre, Remus Lupin, un hombre de mirada avellana, delgado y de estatura un poco mayor promedio, con varias cicatrices en su rostro reflejo de la evidente guerra. Hacía ya bastante tiempo que necesitaba ayuda, trató de negarlo al principio, pero su cuerpo le exigía una salida rápido, por lo que acudió con su profesor más querido.

–Harry, necesitas una poción para dormir sin sueños – decía el hombre conapariencia cansina –; además tienes que platicar con alguien y contarle esos sueños.

–Lo sé – comentó Harry –, pero, Profesor, solo son pesadillas y tal vezpasaran pronto, aunque está ese perro negro...

–Un momento ¿ese qué? – le interrumpió Remus.

–Hay un perro negro que he visto dos o tres veces, es como si me siguiera a donde voy; puede que solo este exagerando y que necesite dormir – reflexionó y una extraña sensación de nerviosismo le invadió al recordar.

–Vaya, Harry, eso no es normal, de hecho, me hace recordar... – se abstuvo de continuar.

–¿A quién, profesor? – preguntó el chico con el ceño fruncido, creía que empezaba a escuchar mal.

–Es algo muy serio, Harry, muy serio – compuso rápidamente el profesor y luego añadió cambiando el tema –. Mira, debes pedirle una poción al profesor encargado de eso, en este caso es el mismo que imparte la asignatura, él es el experto y el que lleva el control.

–Profesor, pero yo no me llevo bien con Snape – refunfuñó Potter.

–El profesor Snape, Harry – le corrigió.

–No creo que me entienda, además él me odia.

–Claro que no te odia. Lamento no poder ayudarte, pero necesitas ir con el profesor Snape y pedirle la poción – le miró para ver la reacción del chico –.Ahora si me disculpas, tengo ensayos que calificar – hizo un ademan con su manoizquierda y Harry entendió que no había opción de réplica.

Caminó por los pasillos con aspecto tosco, noquería contarle a nadie de sus pesadillas, eran muy personales; tampoco iba a ir con Snape a pedirle algo. Bufó y decidió ir a su habitación y acabar los deberes pendientes. 

Al llegar a su sala común distinguió a una joven de melena castaña alborotada, figura delgada y rasgos finos; en frente de ella estaba un joven pelirrojo, con pecas en su rostro y más alto que Harry. Parecía que estaban metidos en una acalorada discusión que Potter no pensaba interrumpir, así que caminó casi de puntillas en dirección a los dormitorios.

–¡Harry! – el aludido maldijo por lo bajo ­­–Al fin ¿Dónde estabas? – la chica se olvidó de la discusión para ahora reprender a su amigo.

–Hermione, déjalo llegar y respirar – el pelirrojo intervino ganándose una mirada de reproche de la chica.

–Gracias, Ron – Ron solo asintió –. Estaba con Remus, Hermi, nada de quépreocuparse.

–¿Todo bien, hermano? – preguntó Ron.

–Sí, todo bien – hizo un asentimiento con su cabeza con parsimonia –. Iré a terminar los deberes, chicos. Nos vemos en la cena.

Recibió una mirada de recriminación de Hermione, pero optó por ignorarla. Después de terminada la cena se despidieron y cada uno se fue a sus respectivos dormitorios. Rogando no revivir aquellos sueños Harry se recostó. Para mala fortuna una pesadilla lo hizo levantarse sudando, con el corazón acelerado y unas inmensas ganas de llorar y gritar. No había más opciones, se tragaría su orgullo y acudiría con el temido profesor de pociones Severus Snape.

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