Capítulo 5

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Había tenido mucha razón, dos días después de la reunión había sido llamado por el señor oscuro.

–Tengo un nuevo trabajo para ustedes – el Lord siseó –. Vamos a atacar Hogsmade mañana, quiero que me traigan vivo a Ollivander. Me enteré, gracias a Draco, que está tarde irían al pueblo los alumnos de quinto y sexto del colegio ¿es así Severus?

Severus quiso golpear a Draco en la cabeza.

–Así es, mi señor – no le podía mentir si ya estaba todo planeado.

–Estupendo, quizás celebremos premio doble esta tarde. Prepárense, quiero a todos en sus puestos, también tú, Severus, y si es posible quiero que me traigan también al chico.

Todos asintieron.

Snape corrió lo más rápido que pudo para aparecerse en el castillo, siguió hasta llegar a la gárgola de la entrada en la oficina del director. Dijo la contraseña y como si el anciano lo estuviera esperando le indicó que se sentará.

–No tienes buena cara ¿qué pasó? – cuestionó Dumbledore.

–El Lord – intentó tomar aire, y añadió –, atacará Hogsmade mañana, aprovechará además que los alumnos de quinto y sexto estarán ahí.

–Entiendo – Dumbledore estaba calmado, analizaba la situación –, pero, ahora no podemos impedir que los alumnos vayan, será muy sospechoso.

–¿Qué propones, Albus? 

Algo estaba mal en todo esto, le acababa de comentar a Albus que iban a atacar y él dejaría que los alumnos fueran al pueblo.

–Yo los acompañaré, quiero que te quedes cerca de Harry.

–Sabes que tengo que estar del otro lado está vez.

–Lo sé, mi muchacho, aun así, no alejes al chico de tu vista.

–Voldemort quiere a Ollivander vivo. 

–Interesante ¿para qué quiere Tom a un fabricante de varitas? – esa pregunta la hizo más para sí mismo que para el hombre ahí con él.

...

Se prepararon, Severus fue por sus habituales túnicas de mortífago, tomó aquella mascará que tanto asco le producía y la guardo junto con la tunica. 

 El trío dorado estaba en Honeydukes comprando dulces, Harry llevaba mucho tiempo queriendo salir y comprarse unas cosas. Pasaron por una tienda de ropa en el callejón y por la vitrina vio un par de guantes en color negro, sonrió y entró a la tienda.

Guardó los guantes en una pequeña bolsa, y cuando estuvo a punto de llamar a Ron y Hermione que lo esperaban en la tienda de enfrente, sintió una mano en su boca, luego ser jalado fuertemente a un callejón oscuro. Sus ojos empezaron a cerrarse.

Severus llevaba media hora buscando a Potter y a sus amigos, luego de un rato vio al joven Weasley y a la señorita Granger acercarse a Flitwick; Harry no iba con ellos, y un dolor se asentó en su pecho.

Un sonido fuerte y estruendoso, hizo aparecer a una bola de mortífagos, empezaron a atacar a todos los que estaban ahí. Maldiciones iban y venía, Severus no sabía cómo detener tantos hechizos sin ser descubierto. Ya había salvado la espalda de McGonagall, sin que está si quiera se diera cuenta que una maldición le había sido lanzada.

Buscaba a Potter con desesperación, comenzaba a fastidiarse, estresarse, tenía miedo de que por una estupidez del Gryffindor ahora estuviera en manos del mago más tenebroso. Escuchó el grito de un Mortífago.

– ¡El anciano llegó, vámonos!

Dumbledore venía corriendo con la varita alzada, le bastaron al menos tres hechizos para dejar tirados a una docena de mortífagos. Los otros corrían despavoridos. Era evidente el miedo que imponía Albus a pesar de ser tan viejo.

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