You're enough.

Capítulo 7

Un enorme patronus en forma de un fénix se posó en el escritorio del maestro de pociones.

–Reunión urgente.

Dumbledore lo llamaba, le pidió a Potter que no saliera de los aposentos, y el chico le hizo prometer que les avisaría a sus amigos para que bajaran a verlo.

–Tendremos que adelantar las cosas – comentó el anciano cuando estaban todos reunidos.

–¿A qué se refiere, director? – preguntó McGonagall.

–Ya lo había comentado con Severus, Minerva, tenemos que alejar a Harry lo antes posible de aquí. 

–De acuerdo ¿Ya está el lugar que habías planeado? – curioso Snape. 

–Así es, solo dos personas conocemos de su existencia. Hay confidencialidad en todo caso. Nos será más sencillo.

Severus temió lo siguiente que iba a decir el viejo, después de ver la mirada centellante en sus ojos, en ningún momento había desviado la mirada del profesor.

>>La mansión Prince, será un lugar magnifico para que Harry continue seguro y siga con el entrenamiento.

Se imagino dándole una patada mental a Albus. Él sabía lo mucho que odiaba ir a la propiedad. 

–¿De quién es la propiedad, Albus? – la matriarca de los Weasley habló.

–Me gustaría, Molly, que mantuviéramos eso en secreto, tenemos que mantener todo esto en silencio. Voldemort tiene a mucha gente, los está infiltrando en el ministerio. 

Todos estuvieron de acuerdo. Menos, claro está, el profesor de pociones. 

>>Por otro lado, hay un tema más que tratar, pero será en la próxima reunión de la orden. Por el momento es todo. Severus, quédate.

Todos salieron, Severus permaneció en una de las sillas en frente del escritorio del director.

–Sabes muy bien, Albus, lo mal que me sienta estar en esa mansión.

–Lo sé, pero no tenía un mejor lugar, es lo más seguro y ni siquiera la familia Malfoy sabe que tú eres el heredero de la mansión. 

El profesor suspiro. 

–¿Qué paso con Black y su misión?

–Trajo información interesante, sin embargo, mi muchacho, no es momento para pensar en ello.

–Bien, me retiro. 

–También te agradecería que seas tú quién le dé la noticia a Harry.

–Algo más – una punzada se acentuaba en su cabeza.

–Por el momento es todo, Severus.

Cuando Severus llegó a su despacho estaban Granger y Weasley, tratando de entablar una conversación coherente con Harry.

–Potter, tenemos que hablar – dijo con reproche –. Granger, Weasley, retírense. 

–Adiós, Harry – se despidieron los dos chicos y salieron por la puerta que Snape aun sostenía.

–¿Pasa algo malo, profesor? – cuestionó el chico.

–Mañana nos iremos, te sugiero que busques tus cosas, no le comentes a nadie de esto.

–¿A dónde, señor? 

Snape tenía mala cara, y Harry supo que no era momento para objetar.

–A la mansión Prince, Dumbledore ya hizo los arreglos.