Capítulo 5

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"Muy bien señor Murata, tal parece que su hueso está completamente curado"

El joven de cabello negro suspiró aliviado.

"Muchas gracias, señorita Aoi"

La mencionada le regresó la sonrisa, "Solo hago mi trabajo".

Una vez que se marchara, la joven enfermera/doctora pidió a Kiyo que dejara pasar al siguiente paciente a su oficina.

Un niño de cejas gruesas y ojos perfectamente redondos entró con un gran chichón en la cabeza.

"Joven Kotetsu, buenos días, cuál parece se-Oh"

Dicho niño chorreaba por los ojos y la nariz debido al dolor que sentía.

"Accidentalmente... rompí una espada del señor Haganezuka... otra vez"

Aoi se compadeció del muchacho. El herrero oficial de la aldea se ponía... especial cuando de sus amadas katanas nichirin se trataba.

Levantándose de su escritorio, abrió unos cajones hasta encontrar lo que buscaba. Una pomada hecha con plantas con propiedades desinflamatorias.

Pidió que se acercara para aplicar con mucho cuidado a la parte afectada.

Mientras lo hacía buscó ver si no había restos de una contusión, "¿Algún efecto que sentiste?".

"No lo creo", aseguró mientras se dejaba checar, "Aunque en el momento del golpe, en un inicio juro que escuchaba borroso".

Aún seguía concentrada buscando signos de conmoción, "Y... ¿ya trataste de hacer las paces con el señor Haganezuka?"

Kotetsu solo resopló, "He pensado hacerlo. Pero nuestra dotación de dango se está acabando y lo que queda es de la última vez que nos lo viniste a dejar... hace un mes".

Aoi reprimió una mueca. Para ahorrar los suministros que  aún habían en la Finca, fue necesario cesar la producción de algunos de los platillos favoritos de sus clientes más leales.

"Hace ya mucho tiempo que los proveedores de esta aldea han dejado de enviar sus productos...", se defendió la joven enfermera, "No sé de dónde voy a sacar para preparar los siguientes platillos".

No es como si el Magistrado Douma esté haciendo mucho al respecto

"Sí, lo mismo ocurre en nuestro hogar. No quiero sonar paranoico, pero tengo un par de conspiraciones que explican por qué a la aldea le ha estado yendo tan mal. Todo comenzó cuando atrapé a mi tío y a mi tía escondidos en un arbusto hacien-"

"De acuerdo, Kotetsu, eso es todo por hoy", Aoi empezó a guardar su espacio, "Solo procura alejarte de las espadas del señor Haganezuka por un buen tiempo".

"¿No quieres escuchar el resto de mis teorías? ¡Tengo varías!"

"Tal vez, otro día"

Y pidiendo que una de las niñas mariposas escoltara al jovencito que no paraba de hablar a la salida del hospital, aquél fue el último paciente del día.

Aoi miró un reloj colgado en la pared y se fijó que ya era más de mediodía.

Pero eso no era lo que le preocupaba.

Ha pasado mucho tiempo desde que Kanao se marchó...

Entendía que a lo que se dedicaba su hermana llevaba algo de tiempo en realizarse.

Pero nunca se había tardado tanto...

Y ella dijo que regresaría. No lo prometió. Lo dijo. 

Aoi sacudió la cabeza, animándose a tenerle más paciencia a la situación.

La Bella y el Jabalí (B&B InoAoi Ver.)🐗💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora