Capítulo 15

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"¡Tienes MUCHA suerte de que el Tío Douma siempre se interesó por el bienestar de ustedes, estúpidas hermanas mariposa!"

La menor de los hermanos Shabana aventó la bandeja con su tercera comida del día en frente de la joven de coleta lateral, antes de dar un portazo en la puerta de su habitación (celda).

Al principio, Kanao juraba que la encerrarían en un frío y desolado calabazo... no en una ostentosa alcoba, cuyos elegantes patrones le daban una sensación de querer vomitar. Era mucho esplendor para sus sensibles ojos.

Al menos tenía una idea de a dónde iban sus impuestos...

Lujosa o no, la callada muchacha no bajaría la guardia por algo tan banal como la opulenta apariencia de su actual prisión. A pesar de que la alimentaran tres veces al día, no podía evitar ser cuidadosa al probar bocado, o cuando dormía, ligeramente, con un ojo abierto por las noches. También forzaba la puerta con los caros muebles, cuando creía escuchar voces a las afueras de su cuarto.

Tal vez no era mucho, pero por lo menos así conseguía una mínima sensación de seguridad en la portentosa mansión del Magistrado Douma.

Había pasado mucho tiempo y los aldeanos seguían creyéndola loca... si nadie quería ayudarla, ella misma tendría que salir de aquí e ir por Aoi.

Solo esperaba que estuviera bien...

El ruido de unos golpecitos en el otro lado de su puerta sobresaltaron a la joven, poniéndola alerta.

Daki era la única quien se encargaba de alimentarla. Nadie debería estar llamándola a estas horas.

"Señorita Kanao"

El silencioso susurro de aquella familiar voz, la animó a contestar.

"¿S-señor Tomioka?"

"También estoy aquí, niña", la voz del señor Uzui se hizo presente, "Ahora, haz el favor de quitar lo que sea que esté del otro lado antes de que alguien nos pille"

Apurada por la esencia del momento, la joven obedeció a la petición de sus amigos, arrimando los muebles que hace tiempo había arrumbado en la puerta. Escuchó como el cerrojo comenzó a forzarse, para luego presenciar aquellos conocidos rostros, sintiendo un abrumador alivio al corroborar con su excepcional vista que, en efecto, eran ellos.

"¿Cómo es que..?"

"Días. Días de laaarga observación a los hábitos del señor Douma y esos monstruos a quien llama sobrinos", exclamó el extravagante hombre, "Aparentemente, los tres tienen una vida nocturna muy presente... No lo que pensaría de un Magistrado quien cuide tanto su imagen..."

Perpleja, Kanao entendió que desde que Daki la visitó, habían pasado varias horas indicando que era muy noche y que los tres habitantes de la mansión ya habían desalojado el lugar para hacer... lo que solían hacer tan tarde.

No había ventanas en su alcoba, por lo cual habría perdido la noción del tiempo si no hubiera notado la diferencia de horario entre sus tres comidas.

"Le pedimos al señor Haganezuka que reparara tu katana. Él pensaba hacerte una nueva, pero insistimos en que solo requería unos arreglos para quedar como nueva", el joven azabache de cabello puntiagudo, le ofreció su preciada espada... aquella que heredó de su hermana Kanae.

"Si sabes lo que te conviene... solo no la rompas en su presencia"

Cuando el Bosque Prohibido la escupió en sus orillas y fue encontrada por Giyu, su katana también había sido expulsada y hallada junto a ella. No recordaba todos los detalles de aquella vez, pero por lo que su mayor le decía, el herrero de la aldea había hecho una rabieta por el estado lodoso y magullado de ésta. Kanao hizo una mueca de preocupación.

La Bella y el Jabalí (B&B InoAoi Ver.)🐗💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora