Soledad Inesperada [#WGA2017] [#FBAwards2017] [#VanirAwards] [#CloudAwards]

Capítulo 21. Las sombras

Al entrar en aquella casa tuve una sensación muy extraña, una sensación de que nada bueno iba a pasar. Y así era. En esa casa habitaban unos seres malignos, las sombras. Ezra me dijo que son muy peligrosas y que era mejor que no me acercara a ellas. Pero yo no sabía que en esa casa estaban esos seres ya que no se dejaban ver. Sólo aparecían cuando les daba la espalda y no me enteré de que estaban ahí hasta que fue muy tarde.

Nada más entrar subí al que una vez fue el cuarto principal, ya que necesitaba descansar.

Cuando cerré los ojos noté unos movimientos en la habitación, vi como una especie de sombras que se movían pero cuando volví a abrir los ojos no había nada. Pensé que era yo, que me imaginaba todo eso porque estaba cansada, hasta que de repente algo me arrancó la ropa que llevaba puesta. Me asusté muchísimo e intenté salir de allí pero de repente todo se cerró de golpe.

Noté como me agarraban los brazos y me ponían algo pesado y frío. Tiré y me di cuenta de que estaba encadenada. Gritar es la única solución; pensé, en cambio, no sabía que de esa casa nunca salía ni un ruido.

Empecé a sentir algo humedo en mis muslos y me asusté muchísimo más.
Esa cosa humeda llegó hasta mi entrepierna haciendo que me excitara. Moví las piermas y sentí como atravesaba una fina "tela" por así decirlo. En pocos segundos mis pies estaban atados al igual que mis manos. Notaba caricias por mi cuerpo y lametones cerca de mi intimidad; tenía muchísimo miedo, así que comencé a llorar.

Sabía que ahí había más de una sombra, las caricias subían de tono y los lametones también. En poco tiempo noté como lamían mi entrepierna mientras otra sombra lamía mis pezones. Parecían las lenguas de hombres de verdad.

La sombra que se dedicaba a lamer mis pezones, estaba sentada sobre mis caderas y no podía notar su erección, por lo que saqué la conclusión de que era mujer y no me haría tanto daño. O al menos eso esperaba.

Una voz inhumana dijo unas palabras extrañas y rápidamente, algo me recogió el pelo en una trenza.
Noté como se restregaban contra mi pero ni una sola erección.

Empecé a tener miedo, notaba piel fría contra la mía. Me acariciaban, me lamían, hacían de todo intentando excitarme.

Una de las sombras metió un dedo en mi cuando menos me lo esperaba; un gemido salió de mis labios sin previo aviso.