Severus Snape x tú// Happiness is a butterfly

I

Siempre he sido muy puntual, jamás he llegado tarde a ningún lugar. Pero aquel día me quedé dormida, y cuando quise llegar a clase, la puerta estaba cerrada. Llamé a la puerta y casi instantáneamente se abrió, dejando ver a mi querido profesor de pociones con un semblante frío como de costumbre. A pesar de todo, un escalofrío me recorrió el cuerpo por la mirada que me dedicó: estaba muy molesto por mi impuntualidad.

-Señorita T/a, llega tarde a su clase de pociones.

-Lo lamento profesor, yo- no me dió tiempo a responder, ya que me interrumpió.

-No quiero excusas. Cuando acabe sus clases vendrá a mi aula para recibir su castigo.

Tan solo asentí. Tras esa pequeña conversación Snape entró de nuevo a la clase, y yo dispuesta a seguirle y entrar solo me topé con un portazo en mis narices. ¡Me había cerrado la puerta en la cara! Genial, ahora me tocaba esperar hasta la próxima clase.

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-¡Entonces se fue y me cerró la puerta! ¿No te parece increíble? Eso es ser maleducado de más.

Layla tan solo reía por la forma tan exagerada de relatar mi historia.

-Bueno, así no volverás a llegar tade. ¿Te ha dicho cuál será tú castigo?

-No, pero espero que no se pase.

-Tranquila, solo has llegado tarde una vez. No creo que sea tan malo, al menos no contigo.- dijo Layla, y sabía a lo que se refería. Todo el mundo tenía la impresión de que yo era la alumna favorita de Snape. Por otro lado, yo jamás he creído nada de eso.

-Si, claro. Si fuera verdad eso de "al menos no contigo" ni siquiera me habría castigado.

-Tú no te das cuenta, pero precisamente porque eres su favorita que no lo ves.- Y por algún motivo sus palabras sonaron convincentes para mi. ¿Y si es cierto que soy la alumna favorita de Snape pero no puedo verlo?

-¿Y tú si te has dado cuenta? ¿Por qué?- si tenía motivos quería saberlos.

-Pues por ejemplo... A ti no te habla tan mal como a los demás.

-Snape no le habla mal a nadie- realmente lo creía, al menos conmigo nunca ha sido grosero. Bueno, al menos hasta hoy '-_-

-Ya veo, lo que pasa es que siempre estás en tu mundo y por eso no te enteras- dijo entre risas, la cual se me contagió.

El resto del camino lo pasamos riendo y hablando de qué tal el día. Layla me acompañó hasta la clase de Snape, y cundo llegamos me deseó suerte y se fue. Llamé a la puerta, un par de golpes. Pasaron lo segundos y se me hizo que tardaba mucho así que quise volver a tocar la puerta. Estaba a punto de dar el primer golpe cuando la puerta se abrió. Mi mano quedó suspendida en el aire frente a mi profesor de pociones. Rápidamente retiré la mano, estaba roja de la vergüenza. Snape tan solo me miró por unos segundos que me parecieron eternos, hasta que se hizo a un lado invitándome a pasar.

-Su castigo será lavar los calderos de sus compañeros. Espero que sea suficiente como para que no se repita lo de hoy.- terminó de hablar y se sentó en su mesa para continuar con lo que sea que estuviera haciendo.
Ninguno de los dos volvió a decir nada. Por mi parte tan solo me limité a cumplir mi castigo. Una hora más tarde había terminado, y ya solo quería irme.

-Profesor Snape, ya he terminado. ¿Puedo retirarme?- él asintió con la cabeza sin siquiera mirarme, estaba concentrado leyendo un libro. Iba a salir cuando su voz me detuvo.

-Señorita T/a, es usted una alumna brillante. Espero que esta repentina impuntualidad no afecte a mi materia.

-No, profesor. Si me disculpa debo irme.

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Iba caminando por el pasillo cuando caí en lo que había dicho. "Es usted una alumna brillante" A lo mejor Layla si tenía razón y me tiene algo de aprecio. Lo que si es seguro es que le parezco brillante a Snape. Eso no se oye todos los días. No pude evitar emocionarme de pensarlo. Vi a mi mejor amiga a lo lejos en el pasillo y corrí hacia ella.

-¡Layla! ¡No vas a creer lo que me ha pasado!

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Pues ya está, ese es el primer capítulo. Espero que no haya sido demasiado aburrido, pero es el primero así que tampoco iban a pasar demasiadas cosas :v

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Me anima muchísimo a seguir escribiendo.

Chao chao~