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Todo se encontraba en silencio. No se oía más que las gotas de lluvia caer y el viento golpear contra las antiguas ventanas del castillo. Aquella noche, mientras todos dormían, una sensación ya conocida se apoderó de mí. Una angustia, acompañada de nerviosismo y miedo... Pero, ¿a qué? No sabía explicar cómo o por qué me sentía de esa manera. Solo sabía que a veces aparecía sin que lo buscara, y era sumamente desagradable. Por suerte, con el tiempo había aprendido que tal y como llegaba se podía ir, y que la mejor forma que tenía de disipar esta sensación era con un paseo para despejar la mente. Me puse la falda y la camisa del uniforme, un abrigo para el frió, y un par de calcetas que no me importaba dañar. A escondidas salí a los pasillos para comenzar a caminar tranquilamente. No me hizo falta ninguna luz, ya que la luna se encontraba en todo su esplendor aquella noche, brillando suficiente como para ver. Mientras caminaba observaba el paisaje nocturno, y cuando no, me concentraba en la sensación del frío en mis pies, tan solo protegidos por unas calcetas viejas. De esta forma no pensaba en nada más y me relajaba, abstrayendo mi mente de cualquier cosa, divagando en lo más banal.

-Lumos- una voz y un movimiento de barita me sacaron de mi mundo. Alguien me había descubierto merodeando por el castillo de noche. Y para mi suerte (no sé si buena o mala), había sido Severus Snape.

-¿T/n? Es muy tarde para que deambule por el castillo¿Por qué no está durmiendo como el resto de alumnos?- A pesar de hablar serio como siempre, también sonaba preocupado.

-Necesitaba despejarme, profesor. -Parecía dudar por mi respuesta, y no contento con ello, preguntó también por los zapatos.

-¿Tiene eso algo que ver con que lleve los zapatos en la mano? Hace mucho frío para ir descalza, ¿no cree?

-Ah, eso... Es... Parte de la experiencia -dije sonriendo divertida, tratando de hacer parecer esta situación menos seria de lo que era. Aunque a Snape no pareció hacerle mucha gracia.

-Le acompañaré a su sala común. De lo contrario le quitaré puntos a su casa.- Yo asentí y comencé a caminar a su lado. Había llegado hasta una parte bastante alejada de mi sala común, así que no sería un camino corto. Ya era bien entrada la noche, y el cansancio era más que presente por mi parte. Los párpados me pesaban y las piernas se me cansaban. Llegó un punto en el que ya no podía seguirle el ritmo a Snape al andar y empecé a quedarme atrás poco a poco. Empecé a percatarme del frío que hacía y de la oscuridad que había a mi alrededor. Aquella sensación del principio de la que estaba huyendo regresó como una bofetada, me agobiaba poco a poco, como si me ahogara. El frío y la oscuridad me consumían, hasta que una sensación de calidez me sacó de aquel pozo sin fondo. Snape me había agarrado la mano y ahora me guiaba, caminando más despacio, a través de la oscuridad.

-Estás tan cansada que no puedes ni caminar ya. -Parecía molesto- No entiendo por qué te arriesgas así. -O a lo mejor estaba preocupado. De cualquier forma, me hablaba con un tono amable, pausado. Tanto su voz como el tacto de su mano eran muy cálidas para mi. Esa ansiedad que me acosaba se había disuelto casi por completo, dando paso a emociones mucho más agradables. Sentía una inexplicable calidez en el corazón.

-A veces me dan episodios de ansiedad. -sentí una necesidad de justificarme ante él- Cuando eso ocurre, dar un paseo me despeja, Snape. -Y una vez comencé a hablar, el sueño me impidió pensar con claridad y solo seguí contándole cosas que no debía saber.

- Últimamente tengo mucha ansiedad acumulada ¿Sabes? Solo de pensar... que mi padre quiere verme estas navidades, yo...-Mis ojos comenzaban a cristalizarse, pero lograba aguantar las lágrimas.

-¿Qué pasa con tu padre?- preguntó con cuidado. Ya no sabía si Snape quería interesarse por mí o solo lo hacía por no ser grosero.

-Hace un par de años que no le veo. Siempre estoy aquí, y en verano me quedo con la familia de Layla. Huí de casa porque... Porque él es un alcohólico y... Y yo no lo soportaba- Las lágrimas se escapaban de mis ojos sin que yo pudiera evitarlo, mi voz se quebraba un poco más con cada palabra y mi cuerpo temblaba por la impotencia de pensar en él. -Pero ahora me llega con que quiere verme, y no sé por qué.
Hacía un rato que habíamos dejado de caminar. Snape me miraba mientras yo trataba de limpiar inútilmente las incesantes lágrimas de mis ojos. Lo siguiente que sé es que soltó mi mano, y justo después sus brazos me rodearon, acariciando mi espalda en señal de apoyo mientras yo solo me desahogaba entre sus brazos.

-No debes preocuparte. No te pasará nada malo. ¿Mejor?

Yo asentí y nos separamos un poco. Él me miró y con la manga de su chaqueta limpió las lágrimas que quedaban en mi rostro. Sin decir nada volvió a tomarme de la mano y continuamos caminando. Yo sentía que no quería llegar nunca a la sala común, para poder estar así para siempre.

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Por ahora mi capítulo favorito. A pesar de la vida familiar de T/n y los problemas que ello le causa, me da mucha ternura la situación a la que llega con Snape.

Si te ha gustado dale a la estrellita 🌟
Me anima muchísimo a seguir escribiendo.

Chao chao~

Severus Snape x tú// Happiness is a butterflyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora