XIV

347 38 3
                                    

Los días de lluvia eran lo mejor del mundo. Después de clases me gustaba pasearme por los pasillos con ventanas al exterior mientras veía la lluvia caer. Hoy era uno de esos días.

Caminaba tranquilamente por el pasillo perdida en mis pensamientos, cuando al girar la esquina pude ver a Snape caminar en mi misma dirección desde lejos. No le di importancia hasta que quince minutos después Snape todavía estaba haciendo el mismo recorrido que yo. Era evidente que me estaba siguiendo, ya que había pasado por los mismos pasillos un par de veces. Yo no iba a ningún lado en concreto, era mucha casualidad que él fuera a ningún lugar también.

Aceleré el ritmo de mis pasos poco a poco e intenté que me perdiera de vista, pero cada vez había menos personas por el pasillo y yo no podía huir para siempre. Sin darme cuenta acabé corriendo de él. No es que le tuviera miedo, pero la idea de enfrentarle a él y a todos los recuerdos no me atraía especialmente.

Corrí y seguí corriendo. Salí del castillo con la lluvia sobre mi, calándome hasta los huesos, aunque eso no me frenó. Llegué a un lugar seguro para mi que descubrí hace un par de años. No muy lejos del castillo hay un viejo invernadero abandonado que aún contiene todo el material y algunas plantas que sobrevivieron al abandono. El techo está un poco roto, pero era seguro estar ahí. Me escondí detrás de una mesa, sentada en el suelo con la cabeza escondida entre mis rodillas mientras abrazaba mis piernas. No tenía miedo de Snape, pero prefería evitarle por un tiempo. Estaba tan cansada de correr que no me di cuenta de cuándo alguien entró también al invernadero.

-¿T/n?

Estaba frente a mi. Me había encontrado y ya no podría huir más. No tenía miedo de Snape, pero enfrentar todo este asunto me asustaba un poco. Al levantar la cabeza me lo encontré de pie frente a mi, empapado por la lluvia, mirándome de forma indescifrable.

-¿Por qué huías? Por favor no me tengas miedo, si es eso yo...

-No tengo miedo, Snape.

Seguía mirándome fijamente. No lo entendía, no entendía nada, ¿por qué estaba aquí? Se agachó y quedó a mi altura.

-Quería hablar contigo.

-¿Ahora quieres hablar?

-T/n yo no... Agh- se quejó y se dejó caer al suelo, quedando sentado como yo. -Tengo tantas cosas que decirte, y no sé cómo.

-¿Y por qué ahora y no antes? ¿Cómo sabes que aún estoy dispuesta a escucharte?

-Porque aún no te has ido. -No me miraba. Me hablaba pero no me miraba a la cara. Sus seguridad me enfurecía, sobretodo porque tenía razón, aún le quería.

Sin pensarlo dos veces me levanté y me fui del invernadero dispuesta a volver al castillo. Cuando salí la lluvia fría sobre mi de repente se sintió fatal y sin buscarlo ni quererlo las lágrimas comenzaron a salir sin permiso. Me disponía a marcharme cuando Snape me agarró del brazo y me detuvo.

-¡¿Qué quieres de mí, Snape?!

-Quiero que me escuches, por favor.

-¿Sabes qué? ¡No! Estoy harta de estar a un paso de alcanzarte y que tú te alejes tres. ¿Sabes lo que es no esperar nada de alguien que parece esperar mucho de ti? ¡¿Por qué dejaste de hablarme, Severus?! ¿Estabas decepcionado? ¿Es porque no me sabía defender? ¡Dímelo por favor! ¿Qué hice mal? ¿Qué hice para que de repente dejara de existir para ti?

Estaba helado, quieto como una estatua. Me miraba pero no reaccionaba. Y mientras yo me moría de frío. Fría el alma y el corazón, el cual había dejado de latir por momentos.

-¡Di algo! ¡Grítame, déjame, rómpeme! Pero por favor no hagas más eso... No te desvanezcas cuando aún estás aquí. No entiendo qué significa cuando no haces nada.

Cerré los ojos, intentando calmarme. No podía dejar de llorar, y eso solo me frustraba más.

-Incluso ahora no te has ido. -Estaba justo frente a mi. Sin esperar respuesta me abrazó, como si ese abrazo tuviera el poder de arreglarlo todo. Y en cierto modo así era. No hubo resistencia, ni rechazo, en cuanto le sentí junto a mi me aferré a él más que nunca, sin intentar siquiera contenerme.

-¡Eres un tonto, Severus! ¡Claro que no me he ido! Te quiero más de lo que puedas imaginar, aunque eso ya lo sabes.

Tras unos minutos ya estaba tranquila. Estaba más relajada de lo que había estado en semanas. Esa calidez que me transmitía Snape había vuelto, y por fin le había dicho lo que necesitaba. Aunque todavía quedaba él por hablar.

-T/n

-¿Sí?

-¿Quieres saber por qué te evito? -me separé de él y le miré a los ojos. Ahí estaba esa mirada que no podía descifrar. No sabía si era dulzura o compasión, y no quería que fuera lo malo.

-No esperaba nada de ti, ni siquiera tu cariño. Pero me acostumbré demasiado a ti. Simplemente necesito tenerte conmigo. Lo peor de todo esto es que no quería que sufras y he sido yo mismo quien te ha hecho daño.

Nuestras miradas estaban conectadas, intentando entender al otro un poco mejor. Y al fin lo vi, Snape me miraba de una forma especial, con cariño.

Abracé más fuerte a Snape y me apegué más a él.

-Entonces... ¿estamos bien?

-Sí, estamos bien.

Y allí estábamos, bajo la lluvia, habiendo confesado que ambos de alguna forma tenemos sentimientos por el otro. A lo mejor no era el escenario más romántico, pero para mi era suficiente. Severus es más que suficiente.

*
*
*

Espero que no haya quedado súper cursi ni cringe o que de vergüencita. 🫣

A nadie le interesa peeeero, me he comprado un hueco Kinder de esos y me ha tocado un muñequito de Snape 🥰

Si te ha gustado dale a la estrellita 🌟
Me anima muchísimo a seguir escribiendo.

Chao chao~

Severus Snape x tú// Happiness is a butterflyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora