Dias Extraños.

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Aún a pesar de que eran los últimos días de escuela, Balto mantenerse tanto como pudiera como el alumno aplicado y responsable que siempre había sido. Pero claro, en realidad tampoco era como que él fuera un estudiante prodigio, solo digamos que hacía lo mejor que podía, tratando en todo momento de sobresalir en su clase. Aunque no es como que en realidad eso siguiera siendo necesario al menos no en este punto, ya estaba próxima la graduación, y para ser sinceros, este no era un evento que tuviera a Balto, precisamente emocionado, solamente esperaba no tener que asistir a dicho evento, por la vergüenza que le daba su ascendencia, dado que al ser mitad perro y mitad lobo, siempre había sido desde que podía recordar objeto de burlas, humillaciones y maltratos por parte de casi todos los que lo veían. Y quería ahorrarse el muy posible ridículo que haría, cuando fuera el momento de despedirse de todos.

Ahora todos esos problemas de adolescentes simple y sencillamente habían pasado a segundo plano, o quizá al tercer plano incluso, puesto que jamás en su vida Balto se espero siquiera algo de todo lo que había pasado, en tan solo un par de días. Jamas en su vida, Balto se Así mismo viviendo todo lo que estaba ocurriendo ahora. Y la verdad, era que el, amo muchos otros en su lugar habrían preferido no tener nada que ver con esto, al menos hasta que se enteró de que todo aquello, alguna forma muy confusa tenía relación con su madre, con su difunta madre, y a quien en verdad extrañaba mucho.

Pero bueno Una vez que se hubieran graduado todos, quién era claro que él iba a tener mucho tiempo para ponerse al tanto, con ciertas personas, si se los podía Llamar de esa forma, a aquellas pequeñas criaturas, aseguraban haber conocido a su madre.

Al menos eso era, lo que él esperaba. Pero siendo sinceros la realidad era que estaba muy pero muy preocupado.

En este momento se encontraba, pasando por uno de los momentos de mayor tensión en su vida. Debido, a que justamente, llevaba cargando consigo aquellas pequeñas criaturas, mismas que se suponía debía de esconder de todos. Y ahora las estaba llevando justamente a la escuela con él, donde era claro, que muchos las verían si él cometía un solo error. Se tenía que esconder eso era claro, es decir, no solo tenia que ocultar a aquellas criaturas. Sino que el mismo ahora también debía de hacer todo lo posible para mantenerse en perfil bajo.

Es por eso mismo, que mientras cruzaba las calles de la ciudad, tan seguro una vez más de cubrir su rostro, lo más que pudo, de la misma forma, se quitaba inmediatamente aquel broche de pavo real y y lo guardaba para que ya no estuviera más a la vista de todos, cremas de el hecho de que ahora se había puesto un guante encima de la mano en la que se había colocado el anillo del gato negro. Aunque hace unos momentos pareció que iba a usar por primera vez, dicha joya de la destrucción, al final se arrepintió de esa idea y decidió mejor continuar corriendo con dirección hacia la escuela. Claro que deseaba seguir siendo puntual, pero una vez más tuvo que repetirse a sí mismo que eran los últimos días y no había mucho por hacer allá. De pronto ahora Como pensaba se va a dar cuenta de que entre menos tiempo estuviera allá mejor sería, después de todo, en su motivo estaba guardando ahora mismo algo tan importante que no podía dejar que nadie viera. Y Sexto Sentido en él le decía que entre menos los ocupara al aire libre mejor iba a ser. Por lo que resolvió al final no sacar ninguna de las joyas que llevara consigo en ese momento. De la misma forma, tampoco les iba a permitir a ninguno de ellos, es decir, a esas pequeñas criaturas salir en ningún momento.

Luego de algunos minutos de correr sin parar, Balto finalmente se vio Justo a las puertas de la preparatoria en la que estudiaba, reloj y suspirando de alivio al darse cuenta de que no faltaba mucho tiempo, para que sonara la campana. Algo que por supuesto quería decir que no había llegado tarde.

Esta vez sin embargo ya sabía lo que iba a hacer, a pesar de que nos hubiese gustado sentarse junto con todos los grupitos de amigos, que ya estaban comenzando a aceptarlo, tuvo que resolver que sería mejor, a sentarse hasta atrás y hacer todo lo posible para que nadie lo notara. Puede que se estuviera volviendo algo paranoico pero tenía sus razones, y si alguien llegaba a verlo, todo podría ponerse muy mal para él. Al final me cuentas no dejaba en todo momento de intentar convencerse a sí mismo de que el plan que habían hecho entre el y Buck, para despistar a aquellas personas había funcionado, ellos ya no iban a seguir intentando rastrearlo y seguirlo. Y sencillamente los nervios no dejaban su cuerpo.

Miraculous BaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora