La noche era fresca y la luna estaba preciosa, grande y amarilla, como era típico de octubre.
Emma había perdido la cuenta de los días en los que estaba separada de Alex, nunca podía recordar alguno, aquel día sin embargo la presencia del ruso no había estado presente, sabía que el estaba pasando tiempos complicados y había sido lo más sabio darle un respiro de su presencia, aunque en el fondo de su corazón lo anhelaba enormemente.
Había hablado con su gemela sobre su situación, después de todo no había nadie más en el mundo que pudiera comprender sus sentimientos de manera tan profunda, solo su hermana.
Emily había sido muy clara, no apoyaba ese tipo de relación sabía que el enorme corazón de Emma tarde o temprano se iba a terminar involucrando de más y con pesar estaba notando que eso estaba pasando.-¿ Que haces aquí M&M?-
Emma brincó en su lugar, casi había soltado su teléfono del susto y todo eso provocó las risas de su mejor amigo.
- ¿Tú qué haces aquí? ¿hoy no verás a Andrea?-
Lucas se sentó frente a ella en un amplio sofá color amarillo, y sin ganas de enfrentar a la curiosidad en la mirada de su amiga , se perdió en el horizonte.
-¿ Puedes creer que tenemos viviendo 6 meses aquí?-
Emma no entendió el porqué cambió de tema, aún así participó en su conversación.
- Siento que ha pasado una vida entera, creo que encontré mi lugar, Lucas...-
El azul de la noche terminó de cubrir la ciudad ante sus ojos y la luna entonces brilló con más intensidad.
- Creo que yo también, todo se está dando tan fácil, tan perfecto que parece irreal...-
Emma entendió lo que Lucas decía, pues ella también lo sentía así, ambos encajaban en esa ciudad, en esa vida, lo hacían como las piezas de un rompecabezas, era tan bueno que corría el riesgo de ser solo un sueño del que no quieres despertar y eso era aterrador.
- ¿Lo dices por Andrea?-
Lucas sonrió como pocas veces en su vida, Emma se alegró por verlo tan feliz y fugazmente sintió envidia, ella deseaba amar de esa manera y ser correspondida como Lucas lo era, la imagen de Alex llegó a su mente rápidamente y con ella esa calidez en su pecho, trató de ignorarla como siempre lo hacía, pero cada vez era más difícil.
- Por todo, ¿recuerdas las pláticas que teníamos con Julia años atrás, siempre que nos contaba como se conocieron ella y tu padre?-
Emma sonrió gracias a los recuerdos de su romántica madre.- Como olvidar eso.-
- Siempre creí que era una exageración, o que tal vez el alma gemela llega a unos pocos, siempre creí que el amor de tu vida era lo mismo que el alma gemela, pero hoy se que no...-
Emma abandonó su lugar y termino de cuclillas frente a su enorme amigo, sabía que lo próximo que diría sería posiblemente lo más importante en su corta vida.
- ¿Que quieres decir, Lucas?-
El rubio tomó con cariño sus mejillas, años atrás había esperado decirle, pedirle eso a ella, pero España había traído a el grandes bendiciones y entre ellas estaba Andrea, a quien si podía amar como a una mujer.
- Tú eres mi alma gemela, Emma...-
Emma palideció más ante esas palabras.- ¿Lucas, que quieres decir?-
Lucas sonrió con nostalgia, recordando al adolescente que siempre había estado enamorado de su mejor amiga y nunca había dicho nada por miedo a perder su amistad, el gesto de negación y confusión de Emma había sido la respuesta que siempre había esperado, un rotundo no.
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Conociendo a Alex.
RomanceEmma era la vida hecha mujer, demasiado joven, demasiado viva. Amaba cuidar de los demás, esa era su pasión, debido a su empeño e inteligencia había logrado convertirse en enfermera, sus padres le habían obsequiado un viaje por los países de américa...