Alex corría por las calles de la ciudad, el sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte, sin embargo algunas personas ya comenzaban sus labores diarias. Algunos fans lo saludaron a su paso, el devolvió el gesto con gusto y aceleró el paso queriendo regresar a la cama donde Emma probablemente aún dormía.
La rubia solía pasar algunas noches con el, algo loco para unos, algo muy normal para el.
Esa niña se estaba ganando su corazón a pasos agigantados, disfrutaba su compañía más allá de sus encuentros sexuales, sonrió recordando cómo solía entregarse a el, sin timidez y dispuesta a aprender lo que el deseara mostrarle y de paso sorprenderlo con un par de cosas que aún no conocía, su piel se erizaba solo al recordarla.
Dobló en la esquina y sintió alivio al ver su edificio, su mente ya planeaba que hacer con Emma.
Sin embargo, una cabellera larga y azabache como la suya borró en un segundo todo rastro de Emma en su mente.
Marina dudaba entre tocar o no el timbre del lugar, justo cuando estaba dispuesta a irse la voz de Alex la hizo girar hacia el.
- ¿Que haces aquí, Marina?-
Ella no pudo evitar sonreír al verlo, el arrepentimiento en sus ojos era evidente y el dolor de extrañarlo se podía sentir como si del aire se tratara.
- Alex yo quería hablar contigo...-
- Fui muy claro contigo Marina, todo terminó.-
- Se que te enteraste de mi embarazo...- dijo ella con pesar.
- Felicidades.- respondió el tajante.
- Alex yo me equivoqué, lo sé. Y no hay día en el que no lo lamente, pero puedo arreglar mis errores, puedo hacerte feliz...-
Marina aún amaba, aún anhelaba al ruso y aún con el riesgo del rechazo se acercó a el hasta tocar su mejilla. Sin embargo, Alex se apartó asqueado y sintiéndose enfermo ante su tacto.
- Todo terminó Marina, estoy con alguien más ahora.-
Ella abrió los ojos asustada ante esa noticia.- ¿Eso es verdad?-
Alex asintió.- Es verdad.
- Volverás a mi Alex, con el tiempo descubrirás que también me necesitas, te lo prometo...-
Alex la vio alejarse y sintió como el aire volvía poco a poco a su cuerpo, entro aún con el alma doliéndole, su habitación era ahora un santuario y la mujer que dormía plácidamente, era su ángel.
Emma se removió sin despertar, al sentirlo en su espalda, sus brazos la rodearon fuertemente, contagiándose de la paz que ella emanaba.
La voz de Marc Anthony sonaba fuertemente en la habitación de Alex, Emma había aprovechado que el ruso había salido a entrenar y que probablemente ella ya no estaría cuando el llegara, para poner la música a todo volumen, y en el baño mientras el agua caliente se llevaba todo el sueño que aún le quedaba, cantaba a todo pulmón la letra de la canción.
Alex regresó a casa temprano, imaginaba que Emma ya no estaría pues empezaría su turno desde la tarde hasta el día siguiente, sin embargo cuando entró a su casa la música lo dejo sordo unos segundos, sorprendido porque ningún vecino hubiera aparecido para quejarse bajo el volumen de la música, buscó a la responsable de ese desastre y una voz que venía desde el baño hizo que riera levemente, con jabón cubriendo gran parte de su cuerpo y con los ojos cerrados, Emma cantaba como si estuviera sola.
- ¡Que bien cantas!- Emma abrió los ojos y sonrió al verlo de brazos cruzados.
- Es uno de mis muchos talentos.- dijo ella divertida-No te oí llegar. ¿Qué hora es?-
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Conociendo a Alex.
RomanceEmma era la vida hecha mujer, demasiado joven, demasiado viva. Amaba cuidar de los demás, esa era su pasión, debido a su empeño e inteligencia había logrado convertirse en enfermera, sus padres le habían obsequiado un viaje por los países de américa...