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"Para sostener un amor como ese hacían falta dos corazones y lamentablemente, ambos estaban rotos."

Después de aquel fatídico día, en el que el sin muchas palabras el le había pedido marcharse de su vida , ella ya no encontraba motivo para seguir en el país.

Se sentía como una completa extraña, sentía que estaba fuera de lugar. La belleza antes sublime de la ciudad, ahora le parecía demasiado opaca y gris, todos los colores se habían esfumado al igual que su felicidad ahí. Las personas a su alrededor se habían transformado en algo invisible ante sus ojos o tal vez era ella quien pasaba como un fantasma ante los demás, definitivamente se sentía como tal.

Emma sentía que había estado fuera de su hogar por mucho tiempo y que seguía sin llegar a el, Sevilla ya no era su hogar. Pero, tampoco podía volver a su natal Estados Unidos ya no pertenecía ahí tampoco.

Era como estar en medio de un desierto, estaba abrumada no había un oasis al que ella pudiera llegar y buscar consuelo , sin embargo sabía lo que tenía que hacer, debía irse de ahí cuanto antes y definitivamente volver a su país no era una opción.

Cualquiera que fuera su decisión tenía bien claro que no le daría el gusto ni a su padre, ni a Alex. La respuesta llegó a ella como el sol a un nuevo día, como una brisa fresca a la mañana. Debía comenzar de nuevo y después de todo si existía un oasis para ella, fue ahí cuando México apareció en su mente, ella tenía una segunda nacionalidad, la mexicana. Emma sabía muy bien que la respuesta no era la huida, pero su corazón le imploraba abandonar ese lugar tan pronto como fuera posible, ya no se sentía bienvenida ahí, estar en Sevilla ya no la dejaba ni respirar. Pero más importante nunca más iba a permitir que alguien le dijera lo que debía hacer o lo que debía sentir, tantas veces la habían menospreciado y en ese punto de su vida sentía que ni Alex ni su padre la habían conocido realmente y ella les iba a demostrar que se habían equivocado, no era una niña, era una mujer.

Iba a tomar todo ese dolor y lo iba a transformar en fuerza, ya no tenía nada que perder. Haber perdido a su hijo y al ruso al mismo tiempo la había sumido en un abismo, estaba sumergida hasta el fondo y aunque por días creyó que no había manera de salir de eso, estaba dispuesta a demostrarse a si misma que después de tocar el fondo lo único que se podía hacer era subir, solo podía superarse y no detenerse nunca. Emma habría querido luchar por Alex, pero el lucharía por el mismo, así que solo le quedaba luchar por ella.

En el bar del hotel su rostro ya era conocido, había pasado las últimas dos semanas en el y aunque no estaba orgullosa de ello pasaba más tiempo ahí que en su propia habitación. La muchacha iba por su tercer copa de whisky, el sabor fuerte de la bebida le quemaba la garganta y disminuía sus nervios un poco, sin embargo sabía que la noticia que les daría a sus amigos era una mentira y ella odiaba mentir, toda su vida se había jactado por seguir unos valores que tenía muy bien arraigados, pero en esos momentos se iba a permitir fallar un poco en esas creencias.

-¿Te sirvo otra?- El amable cantinero había observado como todos los días ella bebía hasta estar al punto de perder la conciencia, varios compañeros de el la habían acompañado a su habitación algunas veces, nunca habían visto un caso así pero ella les parecía tan simpática que no se lo tomaban en cuenta y más importante, nunca habían intentado propasarse o hacerle daño de alguna manera.

- Sírveme algo más fuerte José...-

El muchacho la observó sorprendido, ya le había servido de todo en aquellos días.- Lo mas fuerte que tengo es el vodka, ¿ te sirve?-

Emma no le había prestado mucha atención, no dejaba de ver la puerta de entrada al lugar, en cualquier momento sus amigos entrarían y ella comenzaría a mentir. ¿ De donde proviene el vodka?-

Conociendo a Alex.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora