Agua

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El timbre sonó y la clase llegó a su fin. El ansiado recreo llegaba.
-Ya chicas, pueden salir- dijo la profesora, en un vano intento de hacerse notar por sobre las escandalosas conversaciones que surgían al formarse los círculos dentro del curso. En su grupo también surgió la conversación, o la continuación de la conversación de la mañana. Era lo típico, conversaciones triviales, monótonas, las mismas preguntas y respuestas, los mismos temas y tópicos, pero resultaban interesantes, después de todo eran sus amigas, estaba en su mundo donde podía hablar lo que fuera sin ser menospreciada, o también no hablar y dedicarse sólo a escuchar. Pero ese día, ese viernes era distinto, se sentía distinta, como en otro mundo, volando, fuera de su cuerpo, desconectada, era ella pero a la vez no, no se sentía presente pero sabía que estaba ahí.
Mmm... que raro, es como estar durmiendo despierta, es como soñar con los ojos abiertos, es estar pero desaparecida, es... raro. Hoy no me siento bien pero no estoy mal. ¿Los demás se darán cuenta de esto? ¿Me encontrarán distinta a como suelo estar? ¿Y si se lo comento a alguien? Quizás sirva de algo, o quizás no me digan nada útil, o me ignoren o se preocupen más de la cuenta; pero de alguna u otra forma me servirá para desahogarme o despreocuparme, o me sicosee más o me altere más. Tomando en cuenta todas estas posibilidades y tantas otras más ¿qué podría perder con intentarlo? A lo más me dirán algo como "en qué sentido te sientes rara", "es porque estás nerviosa", "la verdad si te noto algo extraña, ¿qué te pasa?", y dependiendo de lo que digan y lo que yo responda vendría algo como "puede que sea porque es viernes y se nos secó el cerebro", "para de pensar en él y todo arreglado", "eso se llama amor". Pero considerando que tengo algunas de las posibles respuestas ¿qué ganaría con preguntarles?, quizás el placer de ser escuchada y que a alguien le importe por breves minutos lo que a mí me ha tenido atormentada todo el día, pero ¿lo vale? El pensar que no todos nos preguntamos este tipo de cosas y no nos dedicamos a realizar un autoanálisis cuando sentimos que algo anda mal, se me hace imposible preguntarme si los demás podrán ayudarme, sabrán que decir y tomarle el peso a la situación, sabrán como reaccionar con la madurez y la importancia necesaria; y son estas dudas sobre las reacciones que tienen los demás, la preocupación que tengo de no ser comprendida por no pensar en cosas cotidianas, las que me hacen ser una persona tan... ¿introvertida? ¿misteriosa? ¿tímida?...
-Oye, ¡oye! Despierta. ¿Qué te pasa? ¿Por qué andas tan callada y despistada?- nuevamente la devolvieron a la realidad. Al parecer sus idas a su mundo no pasaban tan desapercibidas.
-Ehh... no, nada. Me quedé pegada pensando en algo- y nuevamente perdió la oportunidad de hablar seriamente del tema, como el agua que se escurre de un vaso quebrado, al igual que su interior.

Al filo del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora