Cristal

20 0 0
                                    

Bajo el sol se sentaron, bajo el sol conversaron y bajo el sol se imaginó el momento en que se encontrarían nuevamente. Imaginó el pasto, imaginó los árboles y sus hojas, imaginó al sol y sus rayos pasando a través de las ramas, y a estos llegar a su rostro iluminando aún más su cálida mirada color esmeralda. Ansiaba que las clases terminaran y llegara la hora de verlo, pero los minutos se hacían horas y las horas parecían no pasar nunca.
Decidió no pensar mucho en eso, y así quizás el tiempo pase más rápido.

Después de ese lapso se dedicó a seguir con la conversación con sus amigas.
-¿Y ustedes tienen planes para después de clases?- preguntó con vivaz intriga.
-Yo me voy a juntar con mi amiga, hace mucho que no nos vemos.
-Nosotras nos vamos juntas al metro como siempre- dijo una de ellas mirando a su amiga a los ojos, y ella responde complementando lo anterior, en tono de broma- y vamos a pasar al parque por si encontramos algún panorama- y la miró con rostro cómplice, con la clara intención de "tirarle una indirecta".
Todas rieron al unísono ante la broma; las risas eran algo cotidiano en sus conversaciones, y las bromas muy frecuentes en su grupo de amigas. Era algo que le gustaba de ellas: siempre encontraban la forma de darle un toque gracioso a la situación, de sacarla de su contexto normal, de alegrarse mutuamente y liberar por algunos instantes tu mente de cualquier preocupación. Esto las distrajo tanto que el recreo se les pasó muy rápido. De golpe el timbre para entrar a clases sonó, cortando el hilo de las risas. El tiempo vuela cuando te diviertes, pensó ella, y más cuando estás con las personas que quieres.
Subieron de vuelta a la sala, conversando y riendo, ella un poco más adelante que las demás, pero no con la intención de apartarse de ellas, era para grabar esos momentos, esas risas, las palabras, los movimientos, las sensaciones, esos instantes tan lindos que compartía con sus amigas, plasmarlos por siempre en su memoria y guardarlos en su corazón. Qué sería yo sin ustedes mis niñas lindas.
Entraron juntas a la sala, se sentaron, y antes de que la profesora llegará, terminó de almacenar esos recuerdos tan frágiles como el cristal.

Al filo del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora