En un momento su amiga le habló:
-Oye, ¿estás bien?, ¿qué te pasa?
-Emm... la verdad no estoy segura- y era cierto, no estaba segura. Sentía que el día ha sido tan atípico que le afectaba.
-Pero no sabes o no quieres decirlo, o no quieres decirme.
-Es que... es complicado.
-Tiene que ver con...- no alcanzó a terminar la oración, pero estaba claro a que se refería.
-No- respondió rápida y secamente, como si hubiera leído su mente y ya supiera a que se refería- no es sobre eso.
No todo es sobre él, se dijo para sí.
-Entonces qué pasa- en su voz ya se notaba un atisbo de preocupación y hasta de enojo.
Antes de responder, meditó bien su respuesta. En vez de responderla con un afirmación o una negación o lo que sea, le responderé con una pregunta para acentuar la gravedad de mi preocupación.
-¿No has notado como que el día está raro? Me refiero a si no te parece que algo no está bien, o que algo no calza, no sé si me explico.
-Bueno, ha decir verdad, si lo noto distinto, ¡por primera vez todas tienen algo que hacer en la tarde y yo no!- y ambas se pusieron a reír; eso la distrajo un instante de ese malestar que la tenía tan confusa; pero lo que no sabía era que esas distracciones, esos espacios en que todo en lo que había y estaba pensando era reemplazado por la risa, los juegos, las burlas, entre otras cosas, por muy entretenido que fuera y por muy bien que la hicieran sentir, la alejaban una y otra vez de la respuesta, del final del túnel, del despertar... y ella lo sabía.
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Al filo del fin
De TodoEra temprano por la mañana. Ella se preparaba para ir al colegio, se vistió, tomó desayuno, se lavó, ordenó su mochila y, después de despedirse de su mamá, salió a esperar la micro. Era temprano por la mañana, aún estaba oscuro, la gente aún dormía...