Capítulo 6

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Albert caminó en silencio mientras pensaba en todo lo que había dejado atrás. Aún no tenía claro por qué estaba en ese lugar. Incluso dudaba si era real; si aún estaba dormido al pie del árbol o si había muerto en la soledad del bosque. La hierba rozaba sus pies desnudos. Su piel era acariciada por suaves corrientes de aire mientras el sol abrazaba su cuerpo para protegerlo. Giró su mirada hacia un angosto camino que se perdía en medio de un frondoso bosque. Al entrar en él, sintió que su vida ya no sería la misma; no había marcha atrás.

Acuario lo miró mientras dejaba escapar una hermosa sonrisa. Aquellos a los que había visto hasta ahora tenían una belleza inigualable. Y más allá de eso, lo maravillaba la vitalidad del bosque y la pureza del aire. Todo era tan diferente a lo que estaba acostumbrado a ver.

"Hemos llegado... no sé si te acuerdas de este lugar... pero es tuyo", dijo Acuario. Se detuvo junto a Albert para ver cómo una casa de grandes dimensiones se elevaba sobre una amplia pradera. Fijaron su mirada en un símbolo dorado ubicado sobre la puerta principal, símbolo que reconocieron de inmediato.

"Sí... me acuerdo... había olvidado lo hermoso que era".

"Mientras más tiempo pases aquí, tu memoria se irá restaurando".

"Eso espero... aún hay tantas cosas desconocidas para mí".

"Entiendo... ahora solo debes descansar... a partir de mañana nos espera un largo trabajo".

"Descansa, Acuario", se despidió Albert.

"Adiós", le dijo Acuario, dando media vuelta para alejarse.

Albert caminó hacia la casa. Subió las escaleras hasta llegar a la puerta, puso la mano en la perilla y se detuvo unos segundos mientras otro recuerdo entraba en su mente. Un enorme terreno de tierra era invadido por una multitud de personas que entraban en batalla. Se encontraba al frente de una de las tropas acompañado por un chico que no reconocía; luego, la imagen se desvaneció con rapidez.

El Zodíaco 1: La ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora