La Frontera

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              Aquella carpa donde se estaba hospedando Piscis era de grandes dimensiones, en su interior poseía varias divisiones para la comodidad del caballero. Tenía dos dormitorios, una sala de comedor y una sala de audiencias, la cual tenía una larga mesa de madera y una silla principal.

En el exterior de la carpa se escuchaban diferentes voces que daban las ordenes principales, dadas por Mei, algunos pelotones marchaban en varias direcciones. Veloces zumbidos causados por aquellos hombres pertenecientes al elemento aire, los cuales volaban por el campamento a toda velocidad mientras supervisaban las zonas.

La mente de Piscis estaba siendo consumida por millones de pensamientos, los cuales giraban en su cabeza como un huracán en la espera de ser seleccionados para verlos con cuidado. Entonces fue ahí donde uno de ellos se detuvo por completo.

"¡Aiko!". Exclamó Piscis mientras abría sus ojos.

Aquel nombre proveniente del pensamiento se comenzó a transformar en una débil escena que poco a poco se convertía en un fuerte recuerdo que se comenzó a reproducir como una película. Los rayos de sol caían sobre una hermosa casa de campo con grandes jardines, el viento viajaba lentamente mientras hacia danzar las flores que dejaban escapar deliciosos aromas.

"¡Atrápame Kichiro!". Decía la niña en medio de sonoras carcajadas.

"¡Aiko no corras!". Gritaba Piscis detrás de la pequeña.

"¡Solo dejaré de correr si me atrapas Kichiro!". Decía la pequeña Aiko entrando al bosque.

"¡Aiko espera!... ¡Te vas a caer!". Gritaba Piscis siguiéndola al bosque.

El joven entró al bosque para ser consumido por las sombras que producían los árboles, se detuvo en seco para mirara en todas direcciones en busca de la pequeña Aiko, dio unos cuantos pasos a su derecha pero se detuvo al escuchar su nombre.

"¡Kichiro!". Gritó la niña en un hilo de voz.

Piscis giró sobre sus pies en dirección contraria para comenzar a correr, salió de la espesa maleza para ver a la pequeña sentada sobre la hierba bajo un claro de sol, sus manos sostenían su pierna mientras que su rostro era acariciado por cristalinas lágrimas que brillaban por el sol.

"¡Kichiro me caí!". Le dijo la pequeña en medio del llanto.

El chico se acercó a ella con rapidez, se arrodillo junto a la pequeña mientras observaba la herida, de esta salía un débil hilo de líquido rojo, el cual bajaba por su pierna para luego caer sobre la suave hierba.

"Aiko te dije que no corrieras... tranquila... no pasa nada". Le dijo Piscis con dulzura.

La imagen poco a poco se fue desvaneciendo hasta que la mente de Piscis regresó al presente, una vez más el ruido proveniente de las afueras llegaba a sus oídos. Ahora su mente era poseída por una pequeña duda producida por aquel recuerdo.

"¿Por qué esa niña llamada Aiko me llamó Kichiro?". Se preguntó así mismo.

De pronto una fuerte explosión se escuchó a lo lejos, esta fue acompañada de un movimiento de tierra que estremeció todo lo que había cerca de él. Con rapidez se levantó de su cama y corrió en dirección al lugar donde se producían las explosiones.

El Zodíaco 1: La ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora