Un pequeño grupo formado por los caballeros se abría paso a través de aquel largo patio en dirección a las puertas principales del templo ubicado en el Olimpo, su belleza cada día se hacia más presente en sus mentes sin dejar a un lado la carga histórica que llevaba escrita en su arquitectura.
Cerca de la puerta se hallaba Hermes quien los observaba con ojos soñadores y una gran sonrisa dibujada en su rostro, en sus manos sostenía aquella elegante trompeta de color dorado, la cual brillaba con intensidad a causa de los rayos del sol que caían sobre ella.
Al llegar hasta Hermes se detuvieron en seco para ver como el dios se elevó en el aire con un sutil impulso que dejo a la vista la elegancia de los Dioses de aquel territorio. Llevó su trompeta hasta sus labios para reproducir una corta y delicada melodia, la cual se extendió en todas direcciones, acto seguido les hizo una suave seña con su mano derecha para que lo siguieran al interior.
"Bienvenidos... los están esperando en el salón del comedor". Les dijo con tranquilidad.
Los caballeros lo siguieron dejando un pequeño resonar en el interior del templo, causado por sus pisadas, el cual solo se desvaneció al detenerse al pie de las escaleras de piedra.
"Mi señor... los caballeros están aquí". Informó Hermes desde el aire.
"Que pasen". Se escuchó la voz de Bimu desde el interior.
Uno a uno subieron las escaleras para luego deslizarse a través de la puerta, observando una vez más a los Dioses que aguardaban en el interior, cada uno de ellos ocupando una de las sillas de aquella larga mesa, pero esta vez había un nuevo integrante, uno que no conocían o al menos no recordaban.
"Bienvenidos... pueden tomar asiento". Saludó Bimu.
"Es un gusto volver a tenerlos ante mis ojos mis queridos sobrinos". Dijo aquel Dios desde su asiento.
"El gusto es nuestro mi querido Poseidón". Respondió Cáncer al saludo.
Su cabello castaño era del mismo largor que el de su hermano Bimu, sus ojos eran tan azules como el agua del océano, con una mirada tan profunda e intensa, los cuales eran acompañados por una perfilada nariz que culminaba en unos labios tan finos de color carmín, colocados perfectamente sobre un rostro delgado que formaba parte de un corpulento cuerpo, tan marcado por el trabajo físico que realizaba diariamente, en sus manos llevaba un brillante y hermoso tridente de oro, un arma de gran tamaño con tres puntas en uno de sus extremos. Poseidón era el Dios de los mares y los terremotos, hermano de Bimu, Jigoku y Hera.
Bimu levantó una de sus manos mientras chasqueaba los dedos produciendo un fuerte sonido, de inmediato las asistentes de la Diosa Ie hacían aparición con una gran cantidad de platillos, los cuales fueron depositados a lo largo de la mesa, acompañados por bebidas y deliciosos postres que solo la Diosa sabia cocinar.
"Buen provecho para todos". Dijo Hera levantando una copa de cristal.
"Debemos hacer algo con Jigoku". Dijo Poseidón mientras se llevaba a la boca un poco de su platillo.
"Me gustaría hacerlo... pero en este momento no es lo correcto". Le dijo Bimu con la mirada en su copa.
"¿Por qué no es correcto?". Cuestionó su hermano.
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El Zodíaco 1: La Reencarnación
FantasyEl mundo se ve amenazado por una oscuridad imparable, una fuerza maligna que se extiende lentamente, renovando su poder con cada avance. Sin embargo, en medio de la desesperación, antiguos guerreros resurgen de las cenizas, renaciendo entre la human...