Capítulo 8

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"Gracias... al igual para mí es un honor volver a verte y gozar de tu presencia bajo el techo de mi hogar".

"Muchas gracias mi caballero".

Albert miró nuevamente en dirección a la oscuridad en busca de más respuestas pero el calor hogareño de la Diosa Hestia lo acobijaba recordándole el amor de su madre.

"Mi caballero... la cena está servida". Le informó Hestia.

"Enseguida voy".

Se sentó a la mesa para observar los diferentes platillos que se encontraban frente a él.

"Nosotros nos retiramos mi señor... si necesita algo más solo llámanos". Dijo el hombre cerca de la mesa.

"Estoy bien así gracias". Le dijo Albert acercando uno de los platos.

"Descanse mi señor". Se despidió el hombre para luego desaparecer.

"Feliz noche Piscis... descansa". Se despidió Hestia siguiendo al hombre.

Se sirvió un poco de vino para continuar disfrutando de aquellos sabores. Uno a uno los platos fueron desapareciendo hasta no quedar nada frente a él.

Se dirigió a su habitación mientras detallaba cada parte de la casa. Llegó a su habitación y se dejó caer sobre la cama para ser tocado por las manos de Morfeo.

Su mente de inmediato le mostró a un chico de brazos fuertes y a medio vestir que corría con desesperación bajo la oscuridad de aquel campo. Flechas plateadas volaban en todas direcciones, rozando su cuerpo para dificultar su camino.

El chico esquivaba las flechas con tal destreza que era difícil capturarlo pero al final, una de ellas impactó en su costado derecho, haciendo que un desgarrador grito se extendíera por todo el lugar hasta caer inconsciente.

El Zodíaco 1: La ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora