Cambios en el Futuro

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              Los días pasaban rápido mientras la mente de Piscis maquinaba un plan para traer a su hermano Escorpión de vuelta al mundo de los Dioses, había tenido una visión sobre su hermano pero no podía arriesgarse de aquella manera ya que la visión le rebelaba un ataque producido por los súbditos de Jigoku, en el cual moría la familia del caballero y algunos de sus hermanos, por lo tanto, no entraría en aquella casa sin antes solicitar el apoyo de las tropas de Mei.

Salió de su casa con paso firme, caminó sin mirar a los lados mientras atravesaba el bosque hasta llegar a los jardines, cruzó el pasillo de los Signos para entrar en el salón principal, una vez allí miró a todas direcciones para asegurarse que se encontraba solo, dio unos cuantos pasos al centro de la habitación preparándose para su partida, extendió sus brazos mientras cerraba sus ojos para tener una mayor concentración y trató de sentir la energía que emanaba del cuerpo de Mei.
"¿A donde irás?". Escuchó una voz familiar a sus espaldas.
"Capricornio... ¿Qué haces aquí?". Preguntó Piscis mientras se giraba sobre sus pies para verlo.
"La pregunta correcta es... ¿A donde vas con tanta prisa?". Dijo él acercándose al centro de la habitación.
"Solo iré a caminar un poco para pensar mejor". Respondió con seguridad.
"Vamos hermano... No me mientas". Exigió Capricornio.
"No te miento". Volvió a responder Piscis ahora un poco molesto.
"Entonces... Si no me mientes... ¿Por qué vas a ir al templo de Mei?". Musitó Capricornio mirándolo fijamente.
"¿Cómo sabes eso?". Preguntó ahora sorprendido.
"Es impresionante como se fortalecen tus habilidades mientras pasan los minutos en el mundo de los Dioses". Sonrió Capricornio.
"Quieres decir... Que... ¿puedes leer la mente?". Dijo Piscis con interés.
"No... Pero es algo parecido". Respondió su hermano con una sonrisa marcada en el rostro.
"Ya veo". Dijo Piscis en un murmullo.
"¿Y bien?... Estoy esperando tu respuesta". Le dijo Capricornio con serenidad en su voz.
"Bien... Te lo diré... Tuve una visión acerca de Escorpión pero no fue lo que me esperaba así que necesito el apoyo de Mei". Respondió Piscis con preocupación.
"¿Y por qué iras solo?". Preguntó nuevamente su hermano.
"Porque de esa manera podría evitar que la visión se cumpla". Dijo Piscis con rapidez mientras pensaba en la visión.
"¿Y se puede cambiar?". Preguntó con interés.
"Si... Las visiones me muestran lo que puede llegar a pasar de una manera acertada... Pero... Pueden ser modificadas por nuestras decisiones". Le aclaró Piscis.
"¿Aparezco en ella?". Preguntó su hermano.
"No". Respondió rápidamente mientras pensaba en ello.
"Siendo así... Iré contigo". Dijo Capricornio acercándose aún más a su hermano con paso decido.
"¿Estas seguro?". Preguntó Piscis.
"Si... Además esto no se compara con la guerra que se avecina... no vamos a perder nada". Respondió Capricornio mientras extendía sus brazos a ambos lados de su cuerpo.
Fueron consumidos por dos grandes túneles, los cuales los transportaban a toda velocidad hasta caer sobre tierra firme, el templo de Mei apareció ante sus ojos, rodeado por un hermoso bosque, el cual era iluminado por la intensa luz del día, caminaron a toda velocidad a través del patio principal, a medida que se acercaban a la entrada Piscis lograba sentir la energía del Dios, el cual hacia aparición en la puerta del templo, su mirada era profunda y rígida, solo permaneció de pie en la espera de los caballeros.
"Mei... Perdónanos por venir sin invitación". Dijo Piscis al llegar.
"No te preocupes Piscis... Ustedes son bienvenidos en mi templo". Respondió el Dios con una mirada que emanaba confusión.
"Gracias... Pero el motivo de nuestra presencia es para solicitar tu ayuda". Aclaró Capricornio con rapidez.
"Síganme". Le indicó el Dios mientras entraban en el templo.
"Piscis ha tenido una visión con nuestro hermano Escorpión... Pero no podemos arriesgarnos a llevar al resto de los caballeros". Explicó Capricornio a un lado de Mei quien caminaba con la vista al frente mientras sus pasos eran lentos.
"¿Qué visión es esa?". Preguntó con interés.
"Ocurre un enfrentamiento contra los sirvientes de Jigoku pero en ese combate mueren varios de nuestros hermanos incluyendo a Escorpión". Explicó Piscis de manera resumida y sin detalle.
"¿Cómo lo podemos evitar?". Preguntó Mei entrando en otra habitación.
"Si queremos salvar la vida de nuestros hermanos debemos tomar decisiones que cambien el futuro". Dijo Piscis entrando justo detrás de aquella divinidad.
"¿Quieres decir que tus visiones pueden cambiar de acuerdo a las decisiones que se tomen?". Preguntó impresionado.
"Exacto". Dijo Piscis sentándose en una de las sillas más cercanas a él para mirarlo fijo a los ojos.
"¿Qué tienen planeado?". Se cruzó de brazos mientras su mirada se encontraba con los ojos de Piscis.
"Primero necesitamos tu apoyo... Enviar con nosotros un pequeño pelotón de tu ejército para entrar en batalla... Así proteger a Escorpión y a su familia". Intervino Capricornio quien estaba sentado junto a su hermano Piscis.
"Muy bien... Enviare con ustedes a cincuenta hombres... Los cuales estarán bajo su mando". Dijo Mei tocando una pequeña campanilla cercana a él.
De inmediato se produjo un brillo en un punto especifico de la habitación, a continuación hizo aparición Hermes.
"Señor". Saludo Hermes con un movimiento de su cabeza.
"Que cincuenta hombres de mi ejercito estén formados en el patio central y listos para partir en veinte minutos". Le ordenó Mei.
"Enseguida señor". Dijo Hermes desapareciendo con otro destello.
"Bien... Ahora el plan". Hablo de nuevo Mei a sus acompañantes.
"Bien... El plan es demasiado sencillo de seguir... Piscis y yo haremos aparición a varios metros de la casa... Llamaremos la atención de los sirvientes... Una vez captada su atención... los soldados atacaran tomándolos por sorpresa... De esta forma nosotros aprovecharemos para entrar a la casa y sacar a toda la familia de ese lugar". Explicó Capricornio.
"¿Que pasará si los siguen al interior de la casa?". Preguntó Mei.
"Para ello veinticinco de tus hombres estarán ocultos en espera al ataque". Respondió Piscis con rapidez.
"Muy bien... ¿Que sucederá con la familia de Escorpión?". Preguntó el Dios nuevamente.
"Capricornio los llevará a una zona segura mientras que yo traeré a Escorpión al mundo de los dioses". Dijo Piscis.
"Bien... Entonces es hora de que se marchen". Dijo Mei levantándose de la silla para comenzar a caminar.
El Dios salió de aquella habitación seguido por ambos caballeros, quienes caminaban uno al lado del otro sin articular una palabra mientras sus pasos eran iluminados por los rayos del sol, entraron de nuevo al templo hasta llegar al patio principal. Un pelotón de cincuenta hombre se comenzó a formar en sus respectivos lugares, se acercaron un poco más a ellos manteniendo sus miradas fijas al frente en espera de sus ordenes.
"Como sabrán nos encontramos en tiempos oscuros... Gran parte de mi ejército estará combatiendo en las fronteras de nuestro mundo y en el de los mortales para evitar que los sirvientes de Jigoku sigan asesinando a los seres humanos para fortalecer a su líder... Ustedes desde este momento estarán bajo el mando de Piscis y Capricornio... Su misión será traer a Escorpión de regreso a nuestro mundo y poner a salvo a toda su familia". Les ordenó Mei a todos sus hombres.
"Si señor". Gritaron todos los presentes al unísono.
Los caballeros pasaron al frente, recorrieron con su mirada cada uno de aquellos rostros para unificar la energía, ambos se tomaron de la mano mientras cerraban sus ojos y extendían su mano libre a uno de sus costados. Una gran cantidad de túneles aparecieron en el lugar absorbiendo a cada uno de los presentes, fueron ocultos bajo una oscuridad que cubría sus ojos, viajaban a toda velocidad manteniendo la concentración para mantener la visualización de toda la tropa, así llegar a su destino, el cual los esperaba.
El frío del bosque se apoderó de los dos cuerpos de aquellos caballeros, quienes caminaban en medio de la oscuridad, los arboles habían perdido su color natural dejando una vegetación muerta. Lejanos sonidos se producían entre los arboles, se detuvieron en dirección al sonido, cada uno de ellos expandió un poco más sus cosmos para llamar la atención de los sirvientes.
Movimientos desesperados se sentían cerca de ellos, permanecieron inmóviles en la espera de su llegada, podían percibir varias energías que se movían en varias direcciones. Podían sentir dos presencias muy fuertes, las cuales se acercaban a ellos. Minutos después varios rayos de luz negra aparecieron entre los arboles, estos fueron esquivados por los caballeros con gran facilidad mientras los hombres se preparaban para su ataque.
"¡Murum Di Pietra!". Gritó Capricornio elevando sus manos hacia arriba con gran fuerza.
Una enorme pared de piedra se elevó a varios metros de distancia causando que uno de los sirvientes golpeara fuertemente contra ella, dejándolo un poco atontado.
"¡Aquae!". Gritó Piscis en dirección al sirviente que había caído sobre el suelo de aquel lugar.
Una gota de agua atravesó la zona dejando un brillo de luz azul, la cual impactó en el desnudo pecho de aquella criatura, un desgarrador grito salió de su boca mientras su pálido cuerpo se estremecía sobre la hierba seca, minutos después el cuerpo se quedó inmóvil, un destello negro iluminó el cuerpo sin vida hasta desintegrarse. Gritos de furia irrumpieron la oscuridad, a continuación nuevos destellos de luz atravesaban el lugar. La agilidad de los signos les permitía esquivarlos mientras comenzaban a ser rodeados por estos seres.
"¡Colpo di Pietra!". Gritó seguidamente Capricornio.
Enormes rocas volaban en todas direcciones golpeando con fuerza a algunos de los sirvientes de la oscuridad, los cuales caían al suelo o simplemente se desintegraban al morir, la situación se agravaba con el paso del tiempo ya que más de aquellos sirvientes hacían aparición.
"¡Acquarum!... ¡Acquae!... ¡Pisces Piranha!". Piscis gritaba seguidamente mientras se movilizaba por la zona.
"¡Colpo di Pietra!... ¡Attacco di Capricorno!". Recitaba Capricornio para defenderse mientras esquivaba los rayos de luz que llevaban a la muerte.
Una enorme roca paso cerca de Piscis cayendo sobre uno de los sirvientes, el cual se desvaneció dejando un destello negro. Veloces pirañas volaban en diferentes direcciones causando el mayor de los daños en los pálidos cuerpos, al mismo tiempo símbolos dorados enviados por Capricornio impactaban en los pechos desnudos de los sirvientes causándoles su desintegración.
"¡Hermano es hora!". Gritó Capricornio, quien en esa oportunidad se protegía con uno de sus muros de piedra.
"¡Muy bien!". Respondió Piscis esquivando un golpe de uno de los sirvientes del profundo inframundo.
Piscis se protegió con su técnica Murum Acquarum mientras extendía sus brazos a los lados, una gran cantidad de túneles hicieron aparición dejando sobre la hierba sin vida a los soldados de Mei, quienes de inmediato comenzaron a atacar, tomando el control de la situación. Una vez seguros, los dos hermanos corrieron a toda velocidad en dirección contraria, tras ellos podían observar una lluvia de flechas plateadas, rayos de luz negro y otros de color rojo.
"¡Hermano cuidado!". Gritó Capricornio.
Una enorme roca dio contra el cuerpo de aquel demonio mientras piscis esquivaba uno de los rayos, el cual se dirigía a su cabeza.
"Debemos darnos prisa... No tardan en llegar más de esas cosas" dijo Piscis acercándose a su hermano.
Continuaron su camino sin contratiempos, se acercaban a los límites del bosque donde la luz del sol reinaba. Un rayo salió de entre los arbustos dando contra la pierna de Capricornio, quien cayó al suelo produciendo un seco sonido.
"¡Murum Acquarum!". Recitó Piscis acercándose a su hermano.
"Ayúdame a levantar". Le pidió Capricornio.
"No... Debo curarte primero... Es arriesgado para tu vida". Le dijo Piscis colocando sus manos sobre la herida.
"¿Qué haces?". Preguntó con la mirada fija en las manos de su hermano.
El caballero presionó sus manos con fuerza mientras sus ojos se cerraban, al mismo tiempo sus manos se tornaban de un color azul para regenerar la piel de su hermano. Rayos negros impactaban contra el muro de agua sin tener éxito en sus objetivos, dos flechas plateadas atravesaron los aires con un débil silbido, una de ellas se incrustó en la pierna del demonio mientras la otra atravesó su cráneo dejando ver una sustancia de color negro que emanaba de su cabeza, luego desapareció con aquel destello de luz negra.
"Listo... Debemos seguir". Dijo Piscis ayudando a su hermano.
"¿Cómo hiciste eso?". Preguntó un poco sorprendido.
"No es el momento... Vamos". Dijo Piscis comenzando a correr.
Dejaron la oscuridad del bosque a sus espaldas, ahora sus pies eran acariciados por una suave y fresca hierba, la cual era acompañada por un cálido viento, sus cuerpos atravesaron los más hermosos campos de Irlanda, sentían el sol sobre ellos, varios gritos provenientes de los limites del bosque les dio a entender la persecución que se llevaba a cabo por parte de aquellos espectros. Estaban por llegar a la casa cuando uno de los sirvientes agarró a Piscis elevándolo por los aires, volaban a toda velocidad mientras trataba de soltarse de aquel agarre.
"Acquae". Susurró mientras elevaba una de sus manos en dirección al pecho de la criatura.
La brillante gota de agua se incrustó en aquel frío cuerpo, un penetrante grito retumbó en los oídos de Piscis, este fue lanzado a toda velocidad en dirección a la casa mientras aquel ser oscuro se desvanecía en el aire. El cuerpo del caballero golpeó con fuerza una de las ventanas del segundo piso, la cual se rompió en pedazos mientras Piscis caía sobre el suelo de aquella habitación, un dolor intenso se produjo en algunas zonas de su cuerpo a causa de pequeños fragmentos de vidrio que traspasaban su piel, así que permaneció tendido sobre el suelo.
"¿Pero qué diablos?". Escuchó la voz de un hombre que se encontraba sentado en una elegante silla mientras leía un libro.
Piscis se levantó con dificultad para dejar el espacio libre ya que al mismo tiempo aquel hombre se levantó de la silla para caminar en dirección a la ventana. Por un momento el caballero fue invadido por los nervios al ver que el mortal se acercaba a él, se detuvo a su lado, la mirada del chico se posó sobre aquel viejo rostro hasta que comprendió que no era visible ante los ojos de los mortales.

El Zodíaco 1: La ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora