1. Un pequeño brote

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En el oscuro y húmedo fondo de una ciudad subterránea, algunos sonidos de asombro y gritos se escuchan cerca de un callejón.

Una pequeña multitud se cerraba alrededor de lo que parece ser una pelea, si no fuera porque uno de los contrincantes no deja espacio para el ataque. Sus enemigos sólo reciben los golpes a puño limpio y puñaladas certeras.

El pequeño joven de débil apariencia terminó su sangrienta faena y vio como se alejaba la única persona que le quedaba. No sabía que ocurría, pero desde ese momento no volvería a saber más de él.

La única información que obtuvo de él todo ese tiempo que estuvieron juntos, es que era su tío, hermano de su difunta madre.

Le enseñó a defenderse y a atacar sin piedad. El chico no conocía nada mejor que la vida que ese hombre pudo brindarle, mientras estuvo a su lado.

Luego de su partida, el tiempo transcurrió y ahora, a sus 18 años compartía sus días con un par de chicos, a quienes había llegado a ver como sus hermanos.

Luchaban juntos, se cuidaban entre sí y eran buenos en sus hazañas ilegales. Un grupo de jóvenes matones que hacían lo que podían para sobrevivir, volviéndose cada día más conocidos en la ciudad y hasta fuera de ella.

Furlan e Isabel eran amables. El chico serio y centrado cuando era necesario, la chica alegre y extrovertida. Aunque influenciados por el duro ambiente en el que vivían, al igual que Levi.

El chico de cabello castaño claro tenía 18 años y la chica pelirroja tenía 17. Eran jóvenes, pero quienes los conocían, sabían que eran tan experimentados como cualquier adulto que se manejara en ese bajo mundo de crímenes y pobreza.

Su fama crecía sobre todo por la letalidad que envolvía a Levi, quien lideraba al grupo. Incluso eran ya habilidosos con el uso de los equipos de maniobras tridimensionales que habían conseguido, cosa que facilitó mucho su 'negocio'.

Como era costumbre solían recibir trabajos nada agradables, algunos más sencillos que otros.

Una noche un hombre los manda a llamar a su casa, deseaba contratarlos para un encargo importante.
El tipo le explicaba que debían acompañar a un tal Maxwell que trabajaba para él hacia la superficie, ya que unos días atrás había enviado a un trío de hombres por un encargo y dejo de recibir información sobre ellos.

Llegó a sospechar que lo habían traicionado, quizás tomando la 'mercancía' que él había mandado a buscar y la vendieron por su cuenta.
Eso lo tenía fúrico, había invertido mucho dinero comprando información y pagándole a ese trío, como para sólo ignorar lo ocurrido. De él nadie se burlaba.

También existía la posibilidad de que la tardanza de los 3 hombres fuera por algún problema o tal vez se entretuvieron más de la cuenta.

El trabajo era simple: tendrían que buscarlos, escoltarlos y si era necesario, ayudarles a culminar el trabajo. Otra opción era que, si llegaban a comprobar su traición, debían hacerlos pagar y matarlos sin piedad.

Encuentro inesperado (LeviMika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora