Levi, Furlan e Isabel son 3 hermanos y compañeros viviendo en la ciudad subterránea, luchando por sobrevivir un día a la vez. No los unía la sangre, pero eran lo único más parecido a una familia que tenían.
Poco a poco se hicieron más conocidos por...
🔹En este capítulo se mostrará lo que ocurrió luego de incendiar la cabaña y de la despedida de Mikasa y los chicos.
🔹La primera parte corresponde a Mikasa y la segunda corresponde a Levi, Isabel y Furlan.
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Dos días después de la pérdida de su vida como la conocía, Mikasa ya se encontraba en la casa de los Jeager. Al principio cuando los encontró en la que fue su casa hace unas noches atrás, estaba algo nerviosa. Ahora, allí junto a Eren, Carla y Grisha, lentamente se sentía más tranquila. Era un hogar con mucha paz, una familia amorosa, tal cual como era la de ella.
Su nuevo 'hermano' intentaba hacerla sentir en casa. Le daba algo más de esperanza, pensando que aún habían personas buenas, al igual que esos tres que la ayudaron aquel día. Incluso, Eren le había obsequiado su bufanda tratando de reconfortarla un poco, a su manera.
- Mikasa... Levántate de ese sillón. Vamos afuera.
- No tengo ánimos.
- No es mala idea Mikasa, podrían ir por algo de leña.- Comentó Carla sonriente al oír su conversación.
- Entonces si voy.
- ¿A mamá si le dices que sí?
- Tranquilo, Eren.
Dicho eso, Mikasa se mantuvo en silencio con una suave sonrisa. Hacer lo que Carla y Grisha le pidieran era lo correcto para ella. Después de todo, la habían aceptado en su hogar y no podía esperar recibir un mejor trato de ellos.
Luego de vengar a sus padres en aquella cabaña, la manera en que Mikasa mostraba sus emociones dio un cambio. No era tan vivaz y alegre como antes de ese día, al contrario. Se mostraba serena, fría y actuaba como alguien más racional.
Trataba por todos los medios de no traer a su memoria recuerdos tristes, tampoco quería llorar. La mayoría del tiempo lo conseguía, aunque más de una vez llegaría a despertar con lágrimas en los ojos después de alguna pesadilla.
Gracias a aquella primera salida junto a Eren, conocieron a un niño rubio de ojos azules, llamado Armin.
Mikasa tuvo que pelear en esa ocasión con unos niños que lo molestaban y defenderlo a él y a Eren. Ahora descubriría que sería un hecho que se repetiría muchas veces junto a ellos.
La chica ni siquiera sabía pelear hasta hace poco. Su padre sólo le había enseñado a cazar en el bosque, pero desde la noche en que acabó con la vida de esos hombres, se sentía diferente.
Parecía como si tuviera un instinto de ataque y defensa en sí misma, como si de la noche a la mañana hubiera adquirido fuerza y conocimiento al respecto. Tampoco era experta, pero sentía como sus toscos puños y patadas eran lanzados con potencia a sus adversarios.