VII

378 51 2
                                    

Antes de poder si quiera retroceder Zelius aparece a mi lado.

-Vanessa.

El sonríe.

-¿Quieres tomar un poco de té conmigo?

Niego con mi cabeza.

-Te lo agradezco pero yo...

-¿Te irás?

Es tan perceptivo...

Evitó su mirada y Yasir me pregunta que es lo que planeo está vez.

-Decidí comenzar a ser más responsable.

Yasir suelta una carcajada.

-Tch, como te odio-menciono.

-Ya dí la verdad, es imposible que ahora te comportes como un buen gobernante, eres la persona más perezosa que conozco.

Ignoro sus comentarios, Zelius frunce el seño como si no le agradara la idea.

-Volveré a visitarlos-prometo.

-¿No fuí un buen anfitrión?

-¿De que hablas? Fuiste el mejor, gracias a ti estuve cómodo.

El dragón me abraza deseandome suertes.

-Si el tuyo es varón, intentaré que el mío sea una niña, quiero formar lazos.

Me río.

-Gracias Zelius, por todo.

-Si necesitas ayuda puedes venir a mi.

Una persona tan buena junto a un imbécil como Yasir es increíble de ver.

Me despido de ambos volviendo a la entrada del bosque, sus siluetas desaparecen y yo sigo caminando evitando pisar las rocas.

-Con cuidado...-susurro.

No me gustaría caerme y dañar al bebé por accidente.

Detengo mis pasos al escuchar un gruñido, un perro con tres cabezas me gruñe rascando el suelo con lentitud.

¿Quiere darme miedo?

Porque lo está logrando.

La saliva cae de su boca de al medio.

Nunca he visto un perro como este, ni siquiera se si es un perro, su cuerpo no luce como uno pero su cabeza sí, y su cola...¿Que...? ¿Una serpiente?

Carajo moriré antes de salir de este estúpido bosque.

Cuando veo que el perro va a saltar sobre mi unas cadenas lo tiran por el cuello.

Parpadeo estúpidamente.

¿Una persona?

¿Cómo no la ví antes?

El sale entre las ramas sonriendo triunfante, los ojos como rubí miran mi cuerpo por completo.

-Te encontré, mi ángel.

...

Eso no se vale, este idiota me secuestro gracias a ese perro extraño.

Su mirada sigue en mí sin despegarse, no ha hablado desde que entramos a esta mansión anticuada, los sirvientes no paran de chismosear intentando descubrir quién soy.

-Creí que eras un ángel-el suspira-me alegro que no sea así, hubiese cometido sacrilegio.

¿Que mierda con ese tono de voz arrogante?

-La cosa que traes en tu estómago...¿Es mía?

Vaya...¿El es de esta forma?

-No se..., parecias muy seguro aquella noche que fuiste a buscarme diciendo que era tu mujer y que tenía a tu hijo-sonrío-pueda que está "cosa" sea tu hijo, lastimamente.

Tengo al Hijo de un Demonio en mi VientreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora