VIII

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Mientras tomo el helado miro a la belleza que me acompaña como un rehén.

No es divertido.

-Belleza.

-¿Que quieres?

Uff con esa respuesta.

Apunto el lugar de competencia, un juego de peluches, solía jugarlo con Yasir.

-¿Por qué no le ganas a esta hermosa dama un peluche?

Los ojos rojos miran el puesto de peluches de forma extraña.

-¿No quieres que te compre todo el local?

Este imbécil...

Necesito que se distraiga, no que actúe como un hombre rico amargado.

-No vale si no lo ganas, ¿Que es eso de comprar todo?

Aunque me gustó como sonó.

Muerdo mi labio, al recordar esa sexy voz preguntándome si lo quiero todo.

Este tipo está tan bueno que lo único en que falla es su carácter. Lo miro acercase al puesto.

¿De verdad lo comprará?

Saca una billetera negra pidiendo algunas pelotas para lanzar, me le acerco sorprendido.

-Creí que no jugarías a este tipo de cosas.

-No entiendo estos juegos, das dinero por unas pelotas y si lo lanzas y aciertas te ganas el peluche...¿Por qué no comprar uno desde la tienda y mucho más grande por el mismo dinero que tardarías en acertar?

La señora del puesto no sabe que decir a eso.

-Aguafiestas, el que te cueste ganar es la diversión.

-Creo que da más dolor de cabeza que diversión.

-Amargado.

El parpadea varias veces hasta suspirar cansadamente.

-Quiero 5 pelotas-la señora se las pasa en silencio-Señorita Vanessa, ¿Qué peluche desea?

Dios mío acaba de decir Señorita Vanessa con una voz tan...

-Eres tan sexy...

El falla en el acierto.

-Te pregunté que peluche deseabas...

-Ah...quiero el oso-apunto.

Observo las orejas rojas del Archiduque.

Tan lindo.

Valic sigue lanzando y yo retrocedo mientras más veo que se profundiza en ganar.

El oso cuesta 5 puntos, si no acierta en las 5 pelotas no ganará el peluche.

Es un buen distractor.

-Compraré algodón de azúcar, mi helado ya se terminó.

-¿Necesitas dinero?-me mira.

Sonrió al mostrarle su billetera.

-No te preocupes por mí, sigue jugando.

El niega con su cabeza antes de seguir en su pelea contra el peluche.

Mm...su puntería es terrible para algunas cosas.

¿Cómo me hizo un hijo?

Me acerco al señor del algodón de azúcar, el me saluda con una gran sonrisa diciendo lo guapa que estoy.

Fuí confundida como un ángel, ¿Que podría decir sobre mi encanto?

-¿Una belleza merodeando sola por este gran festival?-pregunta un joven vestido como un noble, sus cabellos castaños claros casi parecen rubios, y esos ojos azules...son iguales a los míos-¿Necesita un acompañante?

Tengo al Hijo de un Demonio en mi VientreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora