XI

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Sus ojos abiertos y aterrorizados me hacen mirar el suelo.

Hay sangre.

Escupí sangre de mi boca.

¿Tan débil estoy como para no poder hacer un hechizo de bajo nivel?

Mi vientre palpita y un dolor como si quemara mis entrañas aparece dejándome soltar algunos gemidos.

Duele.

Toco mi abdomen, está caliente.

Valic sostiene mi cuerpo que amenaza con caerse, el maldice en voz baja y yo apenas lo escucho.

Si pierdo al niño... mataré a este bastardo.

...

Veo al doctor irse deseandome suertes, y a un Valic de aspecto sombrío jugar con sus manos inquietamente.

Mis ojos viajan entre el y la lámpara colgante del techo.

El doctor le recomendó a este Demonio quitar los artefactos que impiden la magia por el bien del niño en mi vientre. Y a mí, el no usar magia hasta que el bebé este seguro.

Por lo que la comunicación a través de un espejo entre Yasir y yo es imposible.

Tendré que huir por mis propios pies.

-Vanessa, quitaré los artefactos.

Espero sus siguientes palabras sin responderle.

-Pero con la condición de que te quedarás en la torre sur.

Suelto una pequeña risa fría.

-No lo haces ni siquiera por el bien de tu hijo, solo deseas encerrarme...eres egoísta.

Le escucho salir de la habitación en silencio. De mis labios dejo salir un quejido, mi estómago aún duele.

Quisiera saber...¿Cuando podré ser libre?

...

Terminé siendo encerrado en la torre sur como pidió Valic, creí que estaría solo todo el tiempo, pero, para mí sorpresa, el Demonio aparece todos los días, en las horas de comidas, tarde en la noche hasta que me duerma y a veces me da unos paseos por el jardín.

No voy a negar que tenía cierta precaución ante este hombre, sus acciones las encontraba extrañas.

-¿Has descubierto algo sobre mi identidad?

Valic niega con su cabeza.

-Nada aún.

Pero sus ojos determinantes me dicen que no se rendirá a buscar mi historial de vida.

-Vanessa-los ojos rojos observan mi vientre, yo lo tapó enseguida-esta creciendo bien.

¿Eh?

Su mirada se aparta volviéndose a fijar en aquel arbol viejo.

-Si no encuentro nada, de aquí, hasta que el niño nazca, podrás irte.

Este loco de mierda, ni siquiera se cuando seré capaz de concebir a mi hijo. Podrían ser décadas o siglos, no pasaré todo ese tiempo con el.

Es un completo no, estaría demente si pienso ser su compañero.

Valic se acerca a mi mejilla y yo cierro mis ojos instintivamente.

-Hoy te ves hermosa, Vanessa-susurra luego de darme un beso en la mejilla.

Mi rostro se sonroja decidiendo apartar mi mirada de Valic, le escucho soltar una pequeña risa diferente, sin ningún rastro de molestia o frialdad en ella.

Tengo al Hijo de un Demonio en mi VientreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora