XIII

292 40 9
                                    

¿Que es lo que quiere?

¿Solo por ser su esposa?

-Necesito una Reina, una gobernante en este Reino-Félix toma mis manos- Señorita Vanessa, los nobles me están presionando que tenga una esposa y un hijo al que dejar a mi cargo...y yo, no quiero, no deseo usar a una mujer como una incubadora, y que viva tristemente toda su vida...no sé si me entiende.

Si lo entiendo.

Por eso quiere aprovechar que soy una mujer que necesita ayuda y que justo tiene a un hijo en su vientre.

Igual no estaría tan mal.

El protegería mi Reino, y siendo Félix el Rey, nadie se metería conmigo, incluso Valic acata sus órdenes.

-Ten, aquí está el contrato por si te interesa y si quieres leerlo.

Tomo una pluma y lo firmo de inmediato.

Félix sorprendido me pide que lo lea.

-Confió en tí, no eres una mala persona.

El asiente, prometiendo una vida tranquila.

Al menos, eso era lo que esperaba.

Todo era perfecto desde el comienzo, el tratándome como un caballero y mostrando un fuerte amor por mi y mi hijo.

Lo que no sabía, era la obsesión que tenía oculta.

Era como ver a Valic, no me daba el espacio que necesitaba. Yo era como el ave encerrada en una jaula de oro.

Sus tratos eran buenos, lo único malo era esa mirada de obsesionado que mostraba a veces. Aún así, dije que soportaría y fingiría ignorancia.

Y no estoy soportando, Félix desea que olvide a Valic y solo me concentré en el.

Pero no puedo, no sé cómo hacerlo, desde que me separé de esa larva mal hecha, lo único que ha hecho mi corazón y mi mente es pensarlo, y extrañarlo.

-¿Cómo puedo hacer que lo olvides?

Le miro, está tan cerca mío, que me tiene acorralado en la puerta.

-Ni aunque el archiduque muera, podré olvidarme de el.

-Oh-sonríe-¿Es así?

Félix se aleja dejándome con una angustia en mi corazón.

No, no importa, Valic no puede morir, el es un Demonio, es imposible.

Si, eso creía, pero dicen que las malas noticias llegan pronto.

Félix y Valic, se han estado atacando entre si, los nobles chismean sobre su pelea, algunos dicen que es porque el archiduque quiere el puesto de Rey y otros dicen que yo soy la razón.

No sé quién reveló que yo estaba quedándome en la mansión de Valic.

Acaricio mi vientre diciéndole al bebé que su padre estará bien.

Espero el anochecer, y veo que una silueta se pasea por los pasillos, salgo para ver quién es.

Félix....

Luce diferente, tiene una expresión fría en su rostro, pero cuando me ve cambia de inmediato.

-Señorita Vanessa.

-¿Cómo está Valic?

El sonríe mostrándome un anillo.

Justo el que solía usar día y noche.

-Ahora es mío.

¿Que fue lo que hizo este demente?

-¿No te gusta Vanessa? Podremos ser felices sin que Valic se entrometa.

-¿Dónde está?-pregunto con frialdad.

-¿No lo ves?-vuelve a mostrarme el anillo-esto fue lo único que quedó de Valic.

Retrocedo.

-Es imposible, no puedes matarlo, no eres tan fuerte como....

-¿Cómo un Demonio?

Mi corazón se paraliza.

Félix lo sabía.

-Los angeles solemos ser mucho más fuertes que unos miserables Demonios.

Mierda...

Por eso Félix se mostraba con un aire tan celestial que me hacía creer que era una buena persona.

Pero fue capaz de matar a su amigo con tal de tenerme.

Puto loco.

Y Valic...oh dios.

Mis piernas tiemblan, y antes de poder caer, Félix me atrapa, yo lo golpeó en el pecho gritándole que me suelte.

-Necesitas descansar Vanessa.

-¡No! ¡Devuélveme a Valic...!

Soy un desastre.

No sé en qué momento me enamoré de Valic.

Y ahora que lo he perdido, siento que me asfixió.

-No hagas movimientos bruscos Vanessa, el niño podría salir herido.

Detengo mis golpes con miedo.

¿Está amenazándome? O ¿Lo dice por preocupación?

De este ángel no me espero nada.

-Quiero al padre de mi hijo.

-¿Y aquí lo tienes?

-¡Tu no eres el padre de mi niño!

Félix sonríe.

-Creí que me amabas.

¿Que?

-¿Estás loco? Lo de nosotros es un simple contrato.

Contrato que no leí, y del cuál me preocupa lo que decía.

-Pero eres mi esposa, y tú hijo es mi hijo, estamos casados, nos amamos...

Le paro.

-Escucha Félix, lo de nosotros solo es una actuación, tu proteges mi Reino y yo te doy mi nombre y el de mi hijo para hacerlos pasar por tuyos, pero cabe recalcar que no hay sentimientos de por medio, no somos tu familia...

Félix me besa y yo lo alejo con todas mis fuerzas, incluso golpeé su mejilla.

Limpio mi boca escupiendo la saliva que quedó al suelo.

Lo veo reírse.

-Esta bien, me gusta así, creí que lo amabas.

¿Ah?

-Alekzius, el padre de tu hijo, ha venido por ti.

Tengo al Hijo de un Demonio en mi VientreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora