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10. Reprimirlos.

Bastian

Nos encontrábamos frente a la chimenea de la casa de mi tía. Habíamos llegado hacía aproximadamente 10 minutos en los que Bianca no hacía más que contarme emocionada de cómo llevaba su tratamiento.

Me sentí orgulloso de eso, no cabía dudas.

Jade y mi tia habían ido directamente a la cocina para preparar una pasta que todos esperábamos con ansias ya que mi estómago no era el único resonando en la sala.

Bianca se encuentra cerca de mi, en el sofá, se parece mucho a mi, tanto en los rasgos como el color de nuestros ojos. De personalidad éramos algo más diferentes, ella solía ser risueña y yo algo reservado en todo lo que hacía, aún así siempre supe que tenía una mano amiga antes de que ella se complicara.

Ahora ella estaba devuelta. Pero más madura, más cambiada, más realista.

– No pude dormir las primeras noches pensando que sería de ti – admite con una sonrisa lastimera – Te juro que jamás me había sentido tan impotente e inútil cuando entendí la situación.

– Yo también pensé mucho en en ti, en Jade...

Ella suspira cuando la nombro y hay cierta repulsión de su parte cuando la nombró, trata de fingir y ocultar lo qué pasa, pero no sale exitosa en librarse de mi pregunta.

– ¿Que sucede? ¿He dicho algo malo? – Preguntó algo conmovido.

– ¿No lo captas? – Pregunta, puedo sentir como la calma ha comenzado a abandonarla.

– No sé a que te refieres Bianca – Admito perplejo.

Ella sonríe de manera irónica como si mis palabras fuesen las más ridículas que ha escuchado, frunzo el ceño.

– Es increíble cómo dejas que haga contigo lo que quiera, ¿No la ves? Has sacrificado tanto y ella... solo sale intacta – Me levanto del sofá incapaz de creer que estoy escuchando a Bianca.

– ¿Intacta? ¿Has dicho que ha salido "intacta"? – Casi tropiezo con mis propias palabras.

– Si, así es. Desde pequeños le cocinabas y la aseabas, recibías los golpes por ella, cortabas su cabello ¡Jamás la desatendiste! ¡Y el único momento cuando necesitaste de ella, no hizo absolutamente nada!

– Basta, basta. No quiero discutir porque recién salgo de la cárcel y estás diciendo cosas sin sentido Bianca – Exclamó, no quiero subir mi tono de voz, exaltarme aún cuando ella ya lo está, eso solo empeoraría las cosas.

– Solo quiero que entiendas, sé que la amas, y ella fue muy importante para mi también, lo entiendo, pero no es difícil de comprender.

Me levanto del sofá posándome frente a ella, no quiero que mi tía o Bianca nos escuchen discutiendo en la sala recién llegados.

– Tú no lo captas. – Le digo incrédulo – Jamás hubiese permitido que Jade tocara una celda por algo que yo hice, ella lo iba a hacer pero yo me adelanté. Hubiese sido algo absurdo, jamás alguien como Jade hubiese sido capaz de matar a papá a golpes. No fue mi cómplice, fue un impulso, mi impulso, yo lo maté y yo llamé a la policía – Aclaro, ella ladea su cabeza incapaz de mirarme a los ojos – Por supuesto que tú sufriste, pero yo lo hice, y Jade también. Está claro que no vivimos lo mismo pero todos sufrimos, entonces no trates de buscar culpables entre nosotros. Los tres somos víctimas y me siento mal de que pienses así.

– No te confundas Bastian, no des más de lo que recibes. No importa que tan hermana sea de nosotros a fin de cuentas – Palmea mi hombro como si sintiera lástima por mi, yo la retiro con suavidad.

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