1. Hermanos.
21 de Octubre de 1999
Bastian
Corro en dirección a mi habitación sintiendo mi corazón repiquetear fuertemente contra mi caja torácica. Los nervios me inundan y no tardo en esconderme en mi closet no tan espacioso, pero que gracias a la falta de ropa entrar allí no era un gran obstáculo.
Cierro la puerta corrediza del closet de la manera mas silenciosa posible y la dejo ligeramente entreabierta, lo suficiente como para poder ver parte de mi habitación a través de aquella pequeña línea de espacio. Cierro mis ojos como si aquello me hiciera invisible y no tardo en escuchar sus pasos aproximándose rápidamente a mi habitación.
– ¿Si sabes que de igual te voy a encontrar, verdad? – Abro mis ojos nuevamente y la veo revisar debajo de mi cama, luego revisa vagamente el cajón de mis viejos juguetes.
Lleva un dedo a su barbilla pensativa y suspira como si se rindiese. Yo sonrío al ver como comienza a caminar nuevamente a la puerta de mi habitación para salir de esta, no obstante cuando ya yo estaba triunfando en mi interior una de las prendas de ropa de cae, causando el sonido necesario para delatarme.
De inmediato la puerta del closet es abierta y ella sonríe admirando mi derrota.
– Sal de ahí, ni siquiera se como hiciste para entrar – Ríe tendiéndome su mano.
Mi orgullo no me lo permite y me las arreglo para salir solo de ahí, sin solicitar su ayuda. Ruedo mis ojos porque ya llevamos dos rondas y las dos las he perdido como usualmente siempre pasa.
Me cuestiono por décima vez en el día por que acepto jugar con Jade cuando ya se que terminará burlándose de mi y restregándome en la cara que además de ser perdedor, era un mal perdedor por no aceptar que perdía.
En fin, era insoportable.
Cierro el armario y me volteo para verla sonriendo de oreja o oreja, yo bufo y trato de esquivarla algo molesto.
– No sabes perder – Y ahí estaba, gruño – Pero solo porque eres tú, puedo hacer una excepción y darte otra oportunidad.
– No quiero otra oportunidad, ya me voy – Cuando voy a cruzar la puerta de su habitación, ella vuelve a hablar.
– Falta mucho para dormir ¿Que haremos durante todo este tiempo? – Pregunta bufando, posiblemente porque ya estaba aburrida.
Y yo tampoco estaba experimentando algo muy lejano al aburrimiento, todo lo contrario.
– No debe faltar mucho para que mamá llegue – Digo en voz baja.
Ella niega y camina rápidamente hasta mi mesita de noche fijando su vista en el reloj algo deteriorado.
– Maldición – Farfulla entre dientes.
– No hables así, se escucha feo – Le hago saber, no soy tosco, pero tampoco quiero que comience a hablar como mamá.
Mamá usualmente llegaba a las 1 los domingos luego de hacer las compras, y para nuestra gran desgracia no faltaba más de media hora para que llegase con sus compras cotidianas. Suficiente comida para sobrevivir y sus cajas de licor, aquel que solía compartir con papá cuando venía de vez en cuando y no estaba trabajando en otro estado.
– Lo siento, es solo que no tenemos mas tiempo – Siento su frustración en el timbre de su voz y me encojo de hombros sin saber que decir.
Me acerco a ella y paso mis manos por su cabello intentando desenredarlo un poco, lo tenía enmarañado y no podía recordar la última vez que mamá se lo había cortado, causando que este llegase un poco más abajo de su cintura. Ella se zafa de mi tacto y resopla con molestia.

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Inmoral
Teen FictionJade y Bastian. Los hermanos Roux que se entienden, se cuidan, se defienden y se aman quizá más de lo que deberían. El peso de una vida llena de desgracias solamente los preparó para confiar plenamente el uno en el otro, en nadie más. Pero cuando lo...