Epílogo

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Todo lo que dio una inmensa sorpresa, agonía, desesperación y enojo.

Al final terminó siendo un recuerdo de lo más extraño, pero gratificante.

—¡Hola, campeón! —saludo Steve entrando a la estancia y tomando a su hijo en brazos, quien buscaba con exigencia la atención de su mamá. —Hermosa esposa.

—¿Tan pronto terminó de entrenar capitán?

—Sí, hoy acabe rápido —informó —Le prometí a James que le enseñaría a deslizarse por la nieve, ¿no es así pequeño?

El pequeño pelirrojo de dos años de edad, río contagiando de alegría a sus padres, quienes no dudaron en atacarlo con muchos besos y apapachos.

—¿Que haces?—preguntó tan pronto como su hijo dejo de ser el centro de atención de sus padres.

—Terminó de redactar la historia que hice para contarle a James en un futuro, esa donde ese par de imbéciles nos intercambiaron. —dijo su esposa ¿Puedes creerlo? Ya han pasado dos años desde esa rara pero efectiva solución.

—Cómo olvidarla —Steve argumento. —Aún no pudo creer que muy en el fondo tenga un lado aún más sencible y mortal. Espero que me hayas perdonado por haberte clavado el tenedor.

—Descuida, dulzura —concreto —Estabas en un momento vulnerable, ademas de haber estado en mi cuerpo para ese período, también habría hecho lo mismo.

—Aún así lo siento tanto —dijo apenado. —Te deje una muy fea cicatriz, quien hubiera dicho que los tenedores eran una arma potencial si se saben usar de la forma adecuada.

—De ahora en adelante siempre llevo uno, nunca se sabe cuando se puede necesitar —respondió.

Ambos rieron hasta que los balbuceós de James llamaron la atención de ambos.

—¡Mamá, mamá!—dijo estirando sus manitas.

—Comienzo a sentirme relegado y abandonado —respondió Steve.

—Solo es por un tiempo —dijo Natasha —Jaime necesita mucho de su mami, es muy pequeño.

—Sí, desde luego —respondió tan pronto como vio a su hijo sacarle la lengua —¿Lo viste? ¿Dime que lo viste?

—¿Ver que?—preguntó ella con confusión.

—Estaba ahí —respondió —Lo volvió hacer, pero únicamente lo hace cuando no te das cuenta.

—Ay, ya vas a sacar tus celos con mi niño precioso —respondió Natasha —No le hagas caso a tu papá, mi amor. Mejor ven, vamos a cambiarte.

El niño miró brevemente a su papá, y le acarició el cabello a su mami con delicadeza.

Solo para ver a su papá irritado.

—Esto definitivamente es obra de Loki —respondió —Ya se me hacía bastante raro que se ofrezca a cuidarlo de vez en cuando.

Minutos después, Natasha y James salieron de su habitación, este último ya estaba con un traje especial para la nieve.

—Bueno, aunque a veces eres un pequeño dolor de cabeza. No puedo negar que eres adorable, si no ya te hubiese cambiado en un circo por un monito —respondió y su esposa le miró mal. —Es un chiste.

Esta lo beso y él no se negó, adoraba cuando su esposa dejaba esa faceta de chica ruda y se convertía en una dama cariñosa y sensible.

Esto claro, solo con ellos.

—¡Listo para divertirte con papá una tarde entera campeón!—El niño aplaudió feliz —¿No vienes?

—Adelantese, yo tengo que vestirme todavía —respondió

¡¿Intercambiamos... de Cuerpo?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora