❝ Reunirnos a mitad de la noche, se ha convertido en mi pasatiempo favorito. ❞
Donde Dalton Lambert tiene que lidiar con cosas de su pasado pero no contaba que en el proceso debía comprender algo más que la oscuridad en él.
[ CODFXRN, 2023]
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EL NERVIOSISMO ATRAVESABA cada poro de su piel. Pensar en una salida nocturna, no era del todo su agrado. Aunque le gustaba hacer amigos, Margaret había desarrollado una especie de terror por tener que despedirse para cambiar de residencia.
Con falsa confianza caminó por los pasillos, podía sentir sus manos temblorosas. Sin siquiera saber por qué se encontraba de aquella manera.
Dio un suspiro largo, al ver el número grabado en la puerta. Esta ligeramente acomodó su peinado antes de tocar.
— ¿Otra vez olvidaste tus llaves? — preguntó Dalton apenas abrió la puerta.
Margaret sintió sus mejillas enrojecer, ante la escena, provocando que el castaño cayera al piso, a causa de sus propios pies, al percatarse que solo se encontraba con una toalla.
— ¿Estás bien? — preguntó la chica mientras cerraba la puerta, antes de intentar ayudarlo. Sus manos se humedecieron ante el torso húmedo de Dalton — Deberías tener más cuidado — confesó mientras lo miraba masajear la cien — ¿puedo? — preguntó inspeccionando superficialmente el golpe.
Ambos jóvenes no podían pasar desapercibido aquella mínima distancia que los separaba.
Dalton asintió. Cerrando los ojos ante los suaves dedos de Margaret, sintiéndose agradable con un simple movimiento.
— Todo parece estar bien — murmuró antes de mirarlo.
Margaret se sintió atrapada ante los ojos azules del chico.
— Gracias — murmuró Dalton antes de centrar su vista en sus labios.
A pesar de que estos transmitían una esencia melancólica, había algo que no le permitía dejar de mirarlos y siendo sincera, tampoco deseaba hacerlo.
— Bien, Megs, vendrá dentro de poco así que.... — la voz de Chris los hizo separarse de inmediato — ¡Si querían tener sexo, solo debían decirlo y cerrar la puerta con seguro! — expresó horrorizada mientras se daba la vuelta.
— ¡No! No es lo que piensas — se apresuró Margaret. Con temor Chris entreabrió los ojos antes de percatarse que Dalton no tenía camisa y pegar un grito.
— ¡Díselo a Lambert!, ¡Dios! Si no querían ir conmigo a la fiesta, solo tenían que decirlo. No traumatizarme.
Margaret negó con la cabeza en repetidas ocasiones, riendo nerviosamente.
— Dalton se resbaló y solo nos asegurábamos que estuviera bien.
Chris miró a ambos chicos, tratando de encontrar alguna frágil mentira en sus facciones. Esta bufó al saber que decían la verdad.
