01. IMBÉCIL

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EL PRIMER DÍA DE CLASES siempre suele ser caótico, en especial cuando hay tantos eventos abruptos del pasado, que te impiden mantenerte relajado.

La biblioteca solía ser su lugar seguro, era lo único bueno que resultaba de tanto intercambio de escuelas.

La vida de Margaret nunca fue sencilla, su padre, al ser militar, vivía en constate vaivén, nunca se mantenía fijo en un lugar, lo que habría provocado la ruptura de su propio matrimonio.

De aquel matrimonio, nació Margaret, esta fue hija única, por lo que el peso de la excelencia y perfección caía sobre sus hombros, sobretodo al tratarse de su padre.
A su madre, muy poco le importaba la vida de Margaret y no la culpaba, esta había provocado aquella situación. Por lo que simplemente su madre, había optado por hablar con ella lo indispensable, navidad, año nuevo, cumpleaños. Todo resumido en una llamada de máximo diez minutos.

A Margaret no le molestaba, había optado por aquella soledad y la había abrazado para si misma como si fueran una sola. Por lo que entrar al instituto Jane Pierce, resultaba un paso hacia la independencia. Sin la escasa preocupación de su madre y la vigilancia de su padre, consideraba aquella opción la más viable y sensata, al menos, podría reinventarse, ella misma.

- Mierda - murmuró una chica mientras de fondonse oían objetos caer, Margaret miró por encima de su libro antes de percatarse de lo sucedido.

❝ No es de tu incumbencia, no te metas ❞

Se repetía una y otra vez, tal vez fue la desesperación de la chica o simplemente no podía ser tan mala como para no ayudar en aquel momento.
Esta suspiró levemente antes de dejar el libro en la mesa y acercarse a ayudar.

- Imbécil - mencionó la chica mientras esta le extendía sus libros - ¡Mierda, no, lo siento! - compuso de inmediato al mirar la reacción de Margaret - No lo decía por ti, yo soy la imbécil - parecía que cada palabra que salía de su boca, en vez de ayudar, solo lo empeoraba, sin embargo, una pequeña risa salió de los labios de la castaña.

- No te preocupes - la morena no sabía si tomarse aquello como una buena señal o la peor de todas - soy Margaret - mencionó esta extendiendo su mano.

La chica pareció pensar por unos momentos, antes de reaccionar y asentir.

- Chris - esta se encontraba dispuesta a estrechar su mano, de no ser por la cantidad de objetos que, de nuevo caían al piso.
Aquello provocó la risa de ambas - ¿Ves por qué digo que soy una imbécil?.

Margaret negó con la cabeza.

- Lo que me pregunto es ¿por qué traes tus cosas a la biblioteca, cuando simplemente pudiste dejarlas en tu dormitorio? - la morena parecía analizar la pregunta antes de sentir cómo sus mejillas se calentaban.

— En definitiva, soy una imbécil — la castaña rió.

Antes de tomar unas cuántas cajas y comenzar a caminar.

— ¿Qué, no vienes? — preguntó al ver a la morena estática — No podré llegar a tu habitación si no me dices el número.

Chris murmuró un " cierto " al caminar apresuradamente para seguirle el ritmo.

Margaret nunca tuvo problemas para socializar, el problema consistía en las escasas amistades que formaba.
Al tener un padre militar, todo debía ser correcto y por ende, las personas que rodeaban a Margaret. En algunas ocasiones, estos eran buenos amigos pero ante la temperamentalidad de su padre, estos terminaban huyendo despavoridos.
Por lo que su larga lista, se redujo a uno o dos amigos que se quedaron con ella, a pesar de todo, sin embargo, ante los cambios rutinarios, la castaña debía empezar de nuevo, una y otra vez.

- Así que Margaret, tienes un nombre muy largo, ¿podría llamarte por un apodo? - esta pareció meditar mientras veía a la chica, luchar porque ningún objeto cayera al suelo.

- Claro - mencionó con una sonrisa. Sintiéndose un tanto extrañada ante el atrevimiento de Chris. ¿Aquello sería la primera vez en la que Margaret formaba un vínculo real?.

- Bien, ¿tienes alguno? - preguntó con interés. Ver el rostro de la castaña, causó un leve sentimiento de incomodidad. Preguntándose, cómo era posible que Margaret no tuviera un apodo significativo. Incluso Chris, siendo Chris, portaba uno. Margaret, negó con la cabeza, apenada - Bien, eso es nuevo. Pero no imposible...

El silencio inundó los pasillos mientras ambas continuaban caminando.

- Podría llamarte Maggie o Megs - confesó con una sonrisa. Provocando que la castaña, nuevamente riera - ¡Oh, mira. Es aquí! - pronunció - ¡Mierda! - exclamó mientras se escuchaba algo caer - ¿Puedes abrir? No quiero dejar todo aquí en el pasillo - Margaret asintió antes de proponerse a abrir.

- ¡Mierda, papá, puedes dejar de intentar eso conmigo, no soy un niño! - fue lo primero que se escuchó al abrir la puerta.

Dejando en primer plano a una Margaret incómoda, quien no sabía hacia donde mirar ante la pequeña pelea que ocurría con un chico y un hombre mayor en el interior de la habitación.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Chris antes de tropezar con el cuerpo de Margaret, provocando que esta, ante la inestabilidad, cayera al suelo, justo a los pies del chico — Mierda... - murmuró apenada.

Margaret sabía, que al mirar hacia arriba, se encontraría con aquel chico, y lo que menos deseaba era evidenciar la rojez en su rostro.
Tanto el chico como el mayor, se hincaron para auxiliar a la castaña.

- Hola... - murmuró torpemente, aunque esta lo deseara, no podía evitar dejar de mirar al chico a los ojos. Por lo que, la rojez, poco a poco comenzaba a intensificarse.

No obtener respuesta pareció sacarla de órbita, este simplemente se limitó a levantarla, lo que provocó que Margaret se sintiera incómoda mientras masajeaba lentamente su rodilla.

- ¿Chris? - la voz de este impactó contra sus pensamientos. Tal vez fue la tonalidad grave en su voz, sin titubeos,
que sin duda podía desestabilizar a cualquiera. Aquello le parecía, extraño, durante sus miles de cambios de residencia, sentirse vulnerable era una de las últimas cosas que sentiría.

Antes de Margaret pudiera decir alguna palabra, su instinto actuó con rapidez, lo que provocó que murmurara un " lo siento ". Saliendo del lugar, como si su vida dependiera de ello.

- ¡Megs! - mencionó Chris con arrepentimiento - Tú, debes de ser Dalton, ¿no?.

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Primer capítulo, espero les guste.

MIDNIGHT CLUB ━ DALTON LAMBERTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora